Dependiendo del norte

La economía mexicana vivirá 2007 condicionada por la ralentización de su principal socio comercial, Estados Unidos. El PIB del país azteca se elevará sólo hasta el 3,5%, después de anotar un crecimiento del 4,8% en 2006, el más alto en seis años. La nueva Administración intentará emprender las necesarias reformas estructurales para reducir la dependencia de su vecino del norte.

España es el segundo inversor en el país latinoamericano, al totalizar un flujo de 15.316 millones de euros entre 2000 y 2005

El PIB del país azteca se elevará sólo hasta el 3,5% después de anotar un crecimiento del 4,8% en 2006, el más alto en seis años

Las últimas estimaciones del Banco de México presentadas en el Foro de Davos indican que la economía local podría crecer este año entre un 3,3% y un 3,8%, menos que en 2006, debido a las incertidumbres en el mercado estadounidense, una caída en los precios del petróleo, la falta de reformas estructurales para combatir la volatilidad externa y la inseguridad jurídica, que impiden la llegada de inversión extranjera.

Estos datos contrastan con el pasado curso, cuando la economía mexicana se elevó un 4,8%, el mejor dato desde 2000. La incertidumbre de un año de elecciones, en el que el triunfo de Felipe Calderón sigue siendo discutido por la oposición, no impidió que el consumo, la llegada de capitales extranjeros, las exportaciones y el precio del petróleo tiraran de la economía. Los envíos al exterior, el pilar de las finanzas mexicanas gracias al crudo y al sector automotriz, crecieron un 10%, mientras que la inversión se elevó un 9%, casi el doble que el alza del PIB.

El Norte y el Sur

México es extremadamente dependiente de los vaivenes de la economía de Estados Unidos. Su principal socio comercial tendrá un crecimiento que este año no superará el 3% debido al desajuste que se producirá en su mercado inmobiliario. Las estimaciones indican que este parón restringirá sus importaciones, lo que afectaría a sus principales proveedores, entre los que se encuentra México.

Las cifras indican que más del 70% de todos los intercambios comerciales de México se realizan con EE UU, país que -junto a Canadá- representa más del 65% de la inversión extranjera durante la última década. No obstante, el despegue de China y la competitividad de sus productos le han restado protagonismo a las exportaciones mexicanas. Ello ha llevado a la Administración a diversificar sus envíos, convirtiéndose en uno de los países con más tratados de comercio bilateral.

Esta semana, Felipe Calderón ha visitado España para estrechar lazos en el marco de una gira europea. En 2005, México fue el décimo cliente de España en el mundo y el tercero fuera de la UE. Las exportaciones españolas hacia México aumentaron un 15,8% duramente los primeros nueve meses del año pasado, mientras que las importaciones aumentaron un 11,1% en el mismo periodo. España es, además, el segundo inversor en el país latinoamericano, con un flujo de 15.316 millones de euros entre 2000 y 2005.

Prioridades oficiales

Los analistas creen que una de las prioridades del nuevo Gobierno será reducir la dependencia de EE UU y de los ingresos petroleros. Para ello es necesario emprender reformas estructurales postergadas durante toda la Administración de Vicente Fox. Calderón deberá lograr los consensos para modificar el marco jurídico antimonopolios y la legislación fiscal, energética y laboral. La idea es mejorar las condiciones para la inversión extranjera, que este año será de 17.307 millones de dólares.

De esta manera se podrá avanzar en reducir la pobreza y la desigualdad, y elevar la creación de empleos formales, uno de los mayores problemas económicos del país. México tiene una de las tasas de paro más bajas del continente, que llegó a un 3,6% de la población activa en 2006. Sin embargo, los datos de empleo informal indican que existen 11,4 millones de personas que trabajan sin contrato ni prestaciones sociales, el 26,8% de la población ocupada.