Un día sin nada
Por lo visto, en España, la indirecta se está convirtiendo en una institución.
El rey de la indirecta es Aznar, como lo confirmó al decir: "Negociar y matar forman parte de la misma receta"
SE HA CONVOCADO un día sin móvil para protestar contra las operadoras, que suben el precio de algunas tarifas para hacer frente a la ley que combatía el redondeo. Lo malo es que la convocatoria se hace a través de SMS, y las operadoras se están forrando con la protesta. Probablemente la alientan. Seguro que a algún jefe de mercadotecnia se le ha ocurrido, y los presidentes de las compañías estarán dándole al pulgar: "1 de marzo, día sin móvil. Ctra ls opradras. Pásalo". Por poco rato que esté uno navegando, puede encontrarse cuatro o cinco protestas bastante buenas, sobre todo cerca del fin de semana. Es otra manera de prepararse el tiempo de ocio: este sábado por la mañana, cinco minutos sin luz para protestar contra el cambio climático. Por la tarde, diez minutos sin agua para protestar contra la sequía. Por la noche se cumplen cinco meses sin sexo para protestar contra... Bueno, contra nada. Es un acto altruista. Una protesta porque sí. Hubo hace poco una convocatoria para un orgasmo planetario a favor de la paz. Era una buena convocatoria, porque quizá no alcanzas la paz, pero ya te llevas algo ganado. Abre una puerta al sexo mendigado: "Un orgasmo por la paz, por favor; es malo pedir, pero peor es la guerra en el mundo".
Estas protestas imaginativas no pueden sustituir el calor de la manifestación clásica, que consiste en salir a la calle para protestar contra alguien o algo, y que en su variante española cuenta con la originalidad de que además de dirigirse contra lo que se explicita, se dirige contra otro u otros, de manera implícita. Es la manifestación tipo Gila. Una manifestación con indirectas. Te manifiestas contra A, pero esperando que le escueza a B. Hay manifestaciones contra el terrorismo que son, con indirectas, contra el PP. Hay manifestaciones contra el terrorismo que son, con indirectas, contra el PSOE. Al terrorista quizá no le derrotemos, pero le tenemos desconcertado, con una crisis de protagonismo importante. Acabará enviando SMS: "El asesino soy yo y merezco un respeto. Pásalo". En la manifestación española, la magnitud de la indirecta es variable. A veces se corean consignas: "Zapatero, muérete". Es una indirecta poco indirecta. A veces pasa. También está la pancarta: "Paz". Ésta es la indirecta sutil, porque nadie puede demostrar ante un tribunal que es una muestra de apoyo al presidente del Gobierno, pero ya se nota que sí, porque es la palabra que más pronuncia el presidente del Gobierno.
En España, la indirecta se está convirtiendo en una institución. Incluso Ronaldo se va del Real Madrid dejando una indirecta: "Agradezco a todos los entrenadores... menos a uno". Toma castaña. El rey de la indirecta es Aznar, como confirmó su última aparición pública: "Negociar y matar forman parte de la misma receta". Y no digo más. Ni falta que hace, criatura. Qué sutil es. Es verdad que Aznar podría decir: "Zapatero pone la hierba y Ternera se la come". Podría convocarse una protesta: un día sin indirectas. Otra: ¡Un día sin cutrediscusiones PSOE-PP! Ah, qué peligro tendría ésa: sale bien esa jornada de protesta, la gente se acostumbra, le pilla el gusto, y a ver quién vuelve al debate cutre de cada día.
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