En Getafe sigue la fiesta

Después del atracón que se dio en Valencia, del histórico pase a cuartos de final, de la borrachera de goles, cuatro, del Mestellazo que firmó en una segunda parte de ensueño, el Getafe volvió por sus fueros y cerró su semana grande con un gol solitario de Manu Del Moral. Le sobró para marcarse su primera victoria sobre el Celta. Mientras Fernando Vázquez ha contagiado su melancolía al cuadro celeste, Bernd Schuster sigue sacando lustre y dividendos a unos jugadores sin atractivo para el marketing -Nacho, Manu, Alberto y así unos cuantos- pero con hambre de éxitos. El preparador germano les tiene bien enseñados, sobre todo cuando toca batirse al contragolpe y cerrar espacios. Dos situaciones en las que el Getafe, bien guarecido por Abbondanzieri en la portería, es mortalmente dañino.

La idea que de él tienen los rivales también le viene que ni pintada al conjunto del sur de Madrid; no había pasado ni un minuto y ya pillaba carrerilla en el marcador. De lo contrario no se explica el fallo defensivo de Ángel y Contreras, que se vieron desbordados por una pared que se veía venir entre Güiza y Del Moral a 25 metros de Pinto. El meta cumplió con el respetable y se estiró en el gol, bien cruzado al palo largo, pero sus opciones eran nulas. Contreras terminó histérico y se ganó la expulsión.

Ahí se terminó el partido, a los 58 segundos, con toda una vida por delante. No para el Celta, donde sus jornaleros se mostraron apáticos y sacaron la bandera blanca nada más recibir el primer pescozón. Y eso que la escuadra céltica se desenvuelve mucho mejor lejos de Balaídos que en casa. Dio lo mismo. Para mayor enfado de Vázquez, el Getafe se plantó con un once titular plagado de suplentes. Alberto acompañó con nota a Casquero y a Vivar Dorado en las labores de creación y destrucción. Iriney y Oubiña perdieron el pulso del mediocampo, tanto que el Celta tardó 20 minutos largos en chutar a puerta. Cuando lo hizo Baiano, escorado y con un marcador en la yugular, Abbondanzieri le esperaba desde hacía rato bien plantado. El meta argentino es un profesional. Y sonará a herejía, pero después de ganarlo todo con Boca ha elegido retirarse en un club modesto pero con más componentes humanos que un vestuario repleto de galácticos.

Ya que el Celta ignoraba su portería, incapaz de trenzar tres pases dignos, con hasta cuatro jugadores de casa agobiando al centrocampista que llevase el cuero, el Getafe se fue arriba. En un duelo con contadas ocasiones, al gusto de Schuster -"una cosa es que te guste el juego ofensivo y otra suicidarte", opina el técnico- Del Moral estuvo a un tris de marcar al borde del descanso. Fue la segunda ocasión local, un testarazo que Pinto repelió de manera milagrosa. La segunda parte no trajo novedades de ninguna clase. No fue por los intentos de Güiza, que ha recuperado el vuelo después de un inicio de campeonato lleno de despropósitos, donde los problemas físicos se añadieron a su gusto por la verbena. A su visión de juego y su facilidad para tocar la fibra sensible de los centrales ajenos, el delantero jerezano aúna la mejor racha que se le recuerda. Tanto que ya anota lejos del coso de Getafe, una maldición que rompió en Tarragona y Valencia. Su nivel le restó otra oportunidad a Verpakovskis de recobrar el juego con el que deslumbró en la Eurocopa de Portugal.

El Getafe cierra la primera vuelta con 29 puntos, su mejor marca en sus tres años en la élite.