"Es normal que la gente se quede mirándome"
Margo Dydek, la jugadora más alta del mundo (2,15m), diseña su propia ropa, se relaja conduciendo y encuentra ventajas a su estatura
"Ser la baloncestista más alta del mundo es una anécdota. Soy una persona normal". Desde sus 215 centímetros de estatura, Margo Dydek ve la vida con una sonrisa. Lejos quedan las burlas en el colegio y los complejos al salir a la calle. A la pívot polaca del Ros Casares, de 32 años, le avala una carrera de éxitos tras muchos obstáculos. "Es normal que la gente se quede mirándome. Sé que es algo que me pasará toda la vida. Al principio se burlaban de mí, pero me propuse que no me vieran como una chica alta, sino como una jugadora de baloncesto", cuenta Margo.
Lo ha conseguido. La niña de 12 años a la que todos señalaban porque medía 1,80 metros y que salió en el show de Jay Leno por su tamaño fue elegida la número uno del draft de la NBA femenina por Utah Starzz en 1999, año en que ganó el oro en el Europeo; ha sido nombrada la mejor europea y batió el récord de tapones en la NBA con más de 200 con el Conneticut Sun. En España ganó dos Ligas y dos Copas y fue subcampeona de la Euroliga con el Pool Getafe. Este verano cambió el Ekaterinburgo, ruso, por el Ros Casares.
"Los árbitros me decían que no me iban a pitar faltas porque las pequeñas estaban en desventaja"
Las hermanas Dydek heredaron la estatura de su padre y sus abuelos. Kasia mide 1,97 y es entrenadora en Varsovia y Marta, de 1,95, juega en Zaragoza. "Mi madre se enfadaba porque nunca veía a sus tres niñas, siempre jugando y jugando", recuerda Margo. Los técnicos la ficharon cuando acompañaba a Kasia, cuatro años mayor, a entrenarse. Tiempo después, disputaron juntas los Juegos de Sidney 2000. "Mis padres nunca hicieron deporte porque nacieron en 1939 y 1943, en plena guerra", dice Margo; "mi padre tenía un restaurante y mi madre cosía. A mí no me gustaba el deporte como trabajo, sino jugar en el jardín. En gimnasia, las chicas jugábamos al baloncesto y los chicos a voleibol".
Pese a su imponente estatura, no todo ha sido fácil para Large Marge. "La gente piensa: 'Oh, para ti es muy fácil, estás muy cerca del aro'. No saben que algunos árbitros me decían que no me iban a pitar faltas porque las pequeñas estaban en desventaja. Me pitaban en contra sin casi moverme. Me molestaba mucho", dice Margo.
Fuera de la pista, vive en una escala superior. Su cama mide 2,20 x 2 metros, calza un 46 y diseña su propia ropa a medida, que su madre le confecciona, cuando no la compra en Internet o en tiendas especiales. "También tengo ventajas. En Polonia todos son muy simpáticos conmigo: en los restaurantes, las tiendas... Hasta la policía. Y aquí el dueño de la cafetería cerca de mi casa hace lo que quiero de menú. Como me ven más grande, me ponen más ración", cuenta Margo, de 101 kilos. Adora el cine y la fotografía -"en el otro lado de la cámara, no delante"- y se relaja conduciendo, como en su juventud. En Polonia fue la primera en un rally.
Con casi toda su carrera atrás, Dydek piensa en el futuro, en montar una escuela deportiva infantil, un SPA para mujeres o una tienda de la WNBA para chicas que, como ella, quieren demostrar que son algo más que centímetros.
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