A sangre fría

A sangre fría. Superado a veces en los partidos de vértigo, Gudjohnsen es infalible en encuentros parados como el de Mallorca mientras Iniesta no distingue entre el frío y el calor. El ariete le puso el mejor punto y final a dos excelentes jugadas de los medios en un partido vulgar, fácilmente resuelto por los azulgrana, que tuvieron más pegada y entrejuego que fútbol. El islandés ha patentado una jugada definitiva para suerte del Barça ante la falta de delanteros luminosos como Eto'o o Messi. Desde el balcón del área, Gudy atiende de cara el peloteo de los centrocampistas para evitar el fuera de juego, aguarda pacientemente el pase decisivo de los interiores y, cuando recibe la pelota de espaldas, se da media vuelta, encara al portero, le amaga una y dos veces, hasta que se vence, y coloca la pelota en la red. Gudjohnsen repitió la maniobra dos veces y cayeron dos goles.

Exigido por las lesiones de los titulares, Gudjohnsen salió ganador de su afrenta particular, para suerte del Barça, que se adornó con un par de goles más tras conceder el del honor al Mallorca. La noche fue tan plácida que hasta marcó Ezquerro, Los goles resumieron el partido porque apenas hubo nada más que contar de tan simple como resultó el éxito azulgrana. Al Barça se le da bien Palma, por más que la contienda se presentara incierta de acuerdo a las credenciales de ambos equipos.

El Mallorca se ha ganado la zona templada por la excelente defensa de su portería. A cambio, la cancha se le ha hecho demasiado larga y le ha costado alcanzar el marco rival, hasta el extremo de ser el club menos goleador. La suerte del plantel de Manzano está a expensas de dos volantes con llegada y con un excelente remate a media distancia como Arango y Jankovic. El fútbol rojillo requiere un control táctico y emocional muy severo, imposible ante equipos tan certeros como el Barça, el artillero del campeonato.

Así que el partido discurrió durante un rato por las coordenadas del Mallorca. La verticalidad de Jankovic desestabilizaba de vez en cuando al Barça, especialmente débil por el flanco izquierdo, tanto por la mala cobertura de Gio como porque ya se sabe que Ronaldinho no cierra su banda por decreto ley ni por sentido común futbolístico. El Gaucho sólo aparece después de que la tribuna de prensa le haya puesto a caer de un burro por su absentismo como trescuartista. Pasó también en el estadio Ono o como se llame ahora comercialmente la finca de Son Moix. Apareció sólo un momento antes del descanso para acelerar la jugada que supuso el gol de Gudjohnsen, desequilibrante cuando le gana la espalda a los centrales y se enfrenta al meta.

Respiraba bien el Mallorca por el carril de Jankovic y se organizaba cómodamente en la defensa, poco exigido por el Barça, que no rompía por ningún costado ni por el centro, desactivados como parecían los extremos y desocupado como estaba Ronie, que ni ocupaba el sitio para abrir el campo ni tapaba la banda. A diferencia del Mallorca, los medios azulgrana tienen tanto tacto como poco remate. Los goles los marcan los delanteros. Los centrocampistas elaboran el fútbol y mastican tanto la jugada que duermen el partido. El de ayer era uno más de la serie.

Al Barcelona le faltaba velocidad y profundidad, entregado de nuevo a las jugadas de estrategia, como el remate de Motta a la salida de un córner que neutralizó Prats. Hasta que se juntaron los interiores con el medio centro y el falso delantero centro y desequilibraron la contienda por efecto del pase multiplicador. Iniesta tocó para Motta, Motta abrió para Ronaldinho, Ronaldinho atrajo hasta a tres rivales y habilitó a Deco para que el portugués asistiera de primera para Gudjohnsen, y Gudjohnsen se dio la media vuelta, se presentó ante el portero y remató a la red. El Barça pintó la jugada al poco de comenzar el segundo acto con una exqusita naturalidad. Deco-Motta-Iniesta-Gudjohnsen. Asistido por Iniesta, volvió a marcar Gudy. Un fallo de Márquez le dio después un punto de emoción a la contienda y cierta confusión al Barça hasta que reapareció Iniesta y cerró el debate con un gol calcado de los dos anteriores y que coronó una actuación personal intachable.

Iniesta tiene la misma sangre fría que Gudjohnsen. Los pases interiores del volante fueron tan difíciles de defender como los remates del ariete. Demasiado discontinuo aunque paciente, el Barça agradeció tener principio y final, un buen pasador y un gran rematador, para un encuentro que demandaba desde el punto de vista del líder una respuesta disuasoria más que cualquier debate futbolístico.