El artista que impresionó a Koeman
Pese a las lesiones, Chivu, el capitán rumano, sigue siendo uno de los defensas más cotizados de Europa
En las oficinas del Ajax hay un cuadro. No es un Goya o un Velázquez. Es una camiseta desgarrada de Cristian Chivu, central de la selección rumana y del Roma, que desde 1999 hasta 2003 fue jugador del Ajax. El club holandés sigue guardando la zamarra que el jugador vistió en el último partido de Liga, en 2002, cuando el Ajax consiguió el título.
Chivu (Resita, 1980) llegó a Amsterdam en 1999, con 19 años. Varios ojeadores del club habían ido a por él cuando todavía jugaba en el Univeristatea Craiova. A los dos años, con 21, ya vestía el brazalete de capitán del equipo holandés. Fue el mánager del club, Ronald Koeman, quien se lo entregó, impresionado por la autoridad mostrada por el central rumano en el campo. Su fuerza física y sus cualidades técnicas -al ser zurdo, puede jugar también de lateral izquierdo-, son las características que mejor lo definen.
En 2003, el Ajax, conducido por tres jóvenes talentos como Chivu -que esa temporada marcó seis goles-, Van der Vaart e Ibrahimovic, llegó a los cuartos de final de la Liga de Campeones. Mientras tanto, el jugador ya había debutado (en agosto de 1999) con la selección absoluta -de la que ahora es capitán y en la que suma 46 presencias y tres goles- tras haber pasado por las categorías inferiores.
En verano de 2003, el Roma consiguió adelantarse a otros clubes europeos -entre ellos Milan e Inter- y fichó al jugador por 18 millones de euros y cinco temporadas. Fue el último gran fichaje del Roma de Capello. El técnico italiano y el entonces secretario técnico del club, Franco Baldini, habían puesto una equis roja al lado del nombre del jugador: máxima prioridad. Hoy por hoy, y si de ellos dependiera, Chivu, que habla cuatro idiomas -rumano, italiano, inglés y holandés- tendría abiertas las puertas del Bernabéu. Y de San Siro. Y de Stanford Bridge.
En su primera temporada con la camiseta del Roma compartió el centro de la defensa con Samuel y convirtió al Roma en el equipo menos goleado. En verano de 2004 sufrió una fractura en el quinto metatarsiano del pie que lo mantuvo lejos de los campos muchos meses. Recayó varias veces. Tanto que, por su delicadez física, los aficionados del Roma le apodaron Swaroswki. Es tan delicado como los cristales de la famosa marca suiza. En Italia se le conoce como un futbolista un tanto "atípico". Prefiere el cine a la PlayStation y siempre viaja con un ordenador portátil. Su curiosidad le lleva a pasar horas en Internet. Fuera del campo tiene muchas actividades sociales, entre ellas, gestionar desde Italia una fundación que lleva su nombre y que en Rumanía trabaja con los niños de calle.
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