"El Gobierno debe desplegar el Estatuto y cicatrizar las heridas con España"

Los dirigentes de Convergència i Unió consideran que la victoria electoral del pasado domingo les confiere la "autoridad política y moral" para liderar las negociaciones con vistas a la formación de un Gobierno "fuerte y que proporcione estabilidad" en Cataluña. Y esta empresa, aseguró ayer el secretario general de la federación, Josep Antoni Duran, sólo puede llevarla a cabo un Ejecutivo de coalición, presidido por Artur Mas, de amplia base social, con preferencia por el Partit dels Socialistes (PSC), pero sin descartar a Esquerra Republicana por si las negociaciones con José Montilla se torcieran.

Ayer, Duran enumeró los objetivos que debería marcarse el futuro Gobierno catalán y que, a tenor de su contenido, suponen una clara apuesta por la gran coalición entre CiU y PSC, la denominada sociovergencia. El Ejecutivo, manifestó el líder democristiano, "tendrá que desplegar el Estatuto y, por tanto, con capacidad de interlocución con el Gobierno central, recuperar el prestigio de las instituciones catalanas y ser capaz de ayudar a cicatrizar las heridas que se han abierto con la sociedad española". Otras fuentes de la federación apuntaron también la necesidad de aprobar un plan de infraestructuras que contemple, por ejemplo, la construcción del polémico cuarto cinturón de Barcelona que apoyan CiU y PSC y rechaza Iniciativa per Catalunya, mientras que ERC ha expresado sus dudas. En cualquier caso, los nacionalistas confían en la autonomía de decisión de los socialistas catalanes y de Montilla, pese a no cansarse de repetir durante la campaña la supuesta "supeditación" del PSC respecto al PSOE.

La ejecutiva de CiU decidió ayer otorgar plenos poderes a Artur Mas para dirigir personalmente las negociaciones, que se iniciarán hoy con Montilla y continuarán a principios de la próxima semana con Josep Lluís Carod. Las reuniones quieren llevarse con total secretismo para que ninguna filtración pública pueda obstaculizarlas. Los convergentes no dan nada por perdido y, aunque admiten sus dudas sobre el buen éxito de la tarea, sostienen que el Gobierno debe pasar "irremediablemente" por el liderazgo de CiU. La reedición del tripartito sería "incomprensible" por parte de la ciudadanía y una "mala solución" para Cataluña, añaden.