Un penalti da vida al Betis

Irureta lo tiene crudo. El Betis ya no gana aunque se lo merezca. Ayer se entregó, trabajó para crear ocasiones, pero las estrelló en los palos. Hasta tres veces. Al final, un penalti solucionó en parte la papeleta y evitó que se buscaran explicaciones paranormales para explicar lo que les sucede.

El Betis aún no sabe muy bien quién es y no tiene del todo claro a dónde quiere llegar, pero sí que nota lo que le urge. El Deportivo de Caparrós, volando alto en la clasificación, es un proyecto claramente definido en la mente del técnico y que los futbolistas están empezando a interiorizar. Las circunstancias de unos y otros acabaron cristalizando en una primera mitad de chuparse los dedos. En sentido estricto. No fue alta cocina, ni mucho menos, pero se vieron las suficientes cosas sobre el terreno de juego para difrutar como el que come con las manos. Una gozada modestita, pero un buen rato al fin y al cabo.

El Betis salió a meter miedo y llegó a poner pelotas de mediano peligro en el área de Aouate con bastante frecuencia. El arreón le duró un sopapo. A los diez minutos, uno de los balones largos de los que gusta el equipo de Caparrós acabó con la pelota en el área bética y con un chut de Filipe que repelió Doblas y dio bastante susto.

Caparrós tenía entonces el partido donde más le suele gustar. Defensas y centrocampistas protegían su portería y, en cuanto lo tenían, le enviaban el balón a Arizmendi o Riki, que aguantaban hasta que les llegaba ayuda de la segunda línea. Pero el Betis no se acoquinó ni se declaró víctima del fatalismo. Y eso que ayer fue para creer que los palos de las porterías estaban vivos y eran del equipo contrario. Trabajando, trabajando, encontraron la banda izquierda, protegida por el joven ex sevillista Barragán. Por ahí cogió la fe, pero el partido lo tuvo en un contraataque, que comenzó Melli, afiló Sobis y falló incomprensiblemente Edu, y en una balón largo de Rivera que llegó a Xisco, que estrelló en el larguero una vaselina, cuyo rechace envió Sobis al poste.

El partido se puso muy disputado y entretenido. Sobis estuvo muy cerca de marcar tras llevarse la pelota entre cinco deportivistas. También apareció Caparrós con la guindilla: Arbeloa se dolía de una falta que el árbitro no juzgó como tal y el entrenador le recomendó que siguiera acostado, pero preferiblemente en el terreno de juego. Total, amago de tangana y respiro para el Deportivo en un mal momento.

Tras el descanso, no le dio tiempo al Betis a repetir el inicio. A los dos minutos, Arizmendi se hizo con un balón más allá del centro del campo, corrió con toda su zancada y desde lejísimos enganchó un pepinazo que se coló por el poste izquierdo de Doblas.

El partido enloqueció tanto que perdió el placer que la pelea y la entrega habían proporcionado antes. El Betis volvió a perdonar un gol con otro tiro al palo, pero encontró algo de justicia en un penalti tonto de Lopo que convirtió Robert en el tiempo recuperado.