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La Tàpies expone un nuevo montaje de su colección

Como cada verano, la Fundación Tàpies (Aragó, 255) dedica sus tres plantas a una selección de las obras de su fundador, que incluye la nueva pieza que el artista y su mujer, Teresa, regalan cada año a la institución, con el objetivo de mantener el fondo en continuo crecimiento. Coincidiendo con la publicación del octavo volumen del catálogo razonado de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923), que abarca las obras realizadas entre 1998 y 2004, la selección de este año enfatiza la unidad de su trayectoria.

Abren el recorrido unos dibujos de la década de 1940 -incluidos autorretratos y representaciones icónicas del rostro humano influidas por el simbolismo- que dan inicio también al primer volumen del catálogo, publicado en 1988, que engloba las obras realizadas entre 1943 y 1960. De estos primeros años se exponen también 17 tintas sobre papel de la serie Historia natural, pobladas de personajes oníricos de ojos almendrados y caras puntiagudas. Los cartones y papeles doblados, arrugados y rotos van cobrando cada vez más protagonismo durante la década de 1960, en la que aparecen los raspados y grafitos, que regresan en las pinturas matéricas de los años ochenta. A este periodo está consagrada la primera planta, donde los grandes formatos, con aplicaciones de tejido y mezcla de materiales, se alternan con objetos escultóricos que siguen la misma pauta creativa, como Armario, de 1973; Materia en forma de pie, de 1965, y los bronces pintados Libro III y Cráneo 376, ambos de 1987.

"La propia actitud creativa de Tàpies, su forma de mezclar materiales y soportes, de pintar sobre papel y dibujar sobre tela, creando una interconexión entre diversos registros plásticos, nos han obligado a crear categorías de catalogación distintas a las habituales", explica Ana Agustí, responsable del catálogo y de los criterios que lo rigen. "Tàpies ha consolidado un lenguaje artístico que consigue traducir plásticamente su concepción del arte, así como unas preocupaciones filosóficas íntimas, renovadas con el pasar del tiempo", afirma Agustí, que ha dedicado a este trabajo 30 años de su vida, "de forma apasionada y exclusiva".

"La obra de Tàpies es circular. Aun en su ductilidad, su práctica artística se mantiene fiel a sus orígenes, de modo que las obras más recientes non sólo resultan absolutamente actuales, sino que establecen un enlace con su pasado", añade la autora. Es el caso de piezas como Cara y dorso, de 2005, la donación de este año del artista, que por un lado crea un diálogo con las pinturas de etapas anteriores y por el otro constituye un paso más en la búsqueda de la obra que, según explica el propio artista, "contenga a todas las demás". Entre las obras de la exhibición, abierta hasta el 17 de septiembre, destacan unos dibujos inéditos de la década de 1940 y dos pinturas, Gris uniforme nº LVI (1957-1990) y Pintura sobre isorel y collage blanco (1964), que se han mostrado raramente.

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