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Alemania 2006

"Figo no es Jesucristo y no pone la otra mejilla"

Scolari, eufórico, defiende a sus jugadores de las acusaciones de Van Basten, que considera que los portugueses "llenaron el campo de trampas" y se dedicaron a hacer teatro y perder tiempo

"Es una pena para el fútbol, una pena", repetía Marco van Basten para explicar cómo en la segunda parte se había jugado muy poco. "Cada minuto, una falta. Los portugueses llenaron el campo de trampas. Tardaban mucho en levantarse. Perdían tiempo... La gente acabó desquiciada". Lo decía con serenidad y elegancia pese a la derrota. Conserva el perfil juvenil a sus 41 años. Los brazos bronceados sin un solo pelo. La afición oranje le había saludado con una gran ovación antes del partido. Es un técnico querido. Al menos, hasta anoche.

Van Basten tenía sobre todo quejas para el capitán portugués, Figo, a quien acusó de teatralidad en la expulsión de Boulahrouz. "Nuestro defensa le tocó ligeramente, pero no era suficiente para que se cayera así", protestó. El seleccionador holandés insistió en que su equipo había jugado bien en la primera parte, pero no tuvo continuidad en la segunda por las triquiñuelas de los lusos.

Van Basten: "Una pena para el fútbol. Cada minuto, una falta. La gente acabó desquiciada"
Scolari: "Mis 23 atletas tienen una voluntad como no había visto en mi vida"

Sobre Figo fue preguntado el técnico portugués, Luiz Felipe Scolari, de 57 años, que no defraudó en la respuesta: "Figo no es Jesucristo. Le pegan y no pone la otra mejilla. Eso es todo". Scolari era el hombre más feliz. Tenía derecho a sentirse el padre de la criatura. Precisamente él, que cultiva el paternalismo como la mejor manera de dirigir el grupo. "Intento dar mucho calor humano, con muchas vibraciones. Eso es lo que más llega a los jugadores. Así se gana un metro, dos metros y... partidos", explicó. Después del subcampeonato en la Eurocopa de 2004, sólo le falta un pasito para alcanzar a aquel Portugal de Eusebio, Simões y Coluna, tercero en el Mundial de Inglaterra 66. En aquella ocasión cayó en las semifinales ante Inglaterra, campeona frente a Alemania.

"Nos falta una victoria para igualar a Eusebio, otra heroicidad", apuntó el preparador brasileño respecto al próximo encuentro, precisamente ante Inglaterra, en los cuartos. Scolari le tiene tomada la medida. Le ha ganado dos partidos en la Copa del Mundo. Uno al frente de Brasil, en Corea y Japón; otro con Portugal, en la pasada Eurocopa. Además, rechazó recientemente una oferta para ser el próximo seleccionador inglés, una vez se supo que el sueco Sven-Goran Eriksson no iba a continuar. Para ese cruce, el 1 de julio en Gelsenkirchen, Portugal no podrá contar con dos de sus mejores hombres, los expulsados Costinha y Deco. Y falta por ver la evolución de Cristiano Ronaldo, que se marchó con un muslo muy hinchado.

La cohesión del grupo luso se puso observar al terminar el encuentro. Los jugadores zarandeaban a su entrenador, le querían mantear, bailaban danzas extrañas, bromeaban con el masajista... Eran momentos de felicidad suprema. No querían abandonar el campo. Se demoraron 10 minutos sobre el césped junto a su banquillo. Maniche, designado el mejor del partido por la FIFA, declaró que Portugal es un grupo de amigos que comparten la alegría y el esfuerzo. Ésa es la clave. Y Figo afirmó que su selección estaría 20 pasos por detrás de lo que está si no estuviera Scolari en el cargo.

"Mis 23 atletas tienen una voluntad como no había visto en mi vida", respondió Scolari, que acaba su contrato el 31 de julio. Y dio a entender que prolongará su relación contractual. "Recibimos mucho cariño mi familia y yo de los portugueses. Y yo trato de devolvérselo con una buena dirección del grupo. Hemos dignificado el fútbol portugués. Hemos hecho mucho por Portugal. Fue una victoria heroica, maravillosa".

Respecto a la dureza extrema del encuentro, a Scolari le recordó otras tantas experiencias que ha tenido en las competiciones suramericanas siendo entrenador en Brasil. "Sí, fue como uno de esos partidos contra los argentinos. Ésa es mi vida: luchar contra las condiciones adversas para conseguir resultados. Una guerra. Jugamos un fútbol bonito y nos adaptamos a las circunstancias del juego".

También él presentó su lista de quejas sobre la actuación arbitral. Se quejó de la expulsión de Deco, amonestado por segunda vez tras una fricción con Cocu. "Las expulsiones fueron contradictorias. En tres años y medio al frente de este equipo no me habían expulsado a ningún jugador. La FIFA tiene que revisar el fair-play. Ahora llegamos debilitados ante Inglaterra".

El árbitro ruso Valentin Ivanov saca la tarjeta amarilla para amonestar a Boulahrouz por una entrada a Figo.
El árbitro ruso Valentin Ivanov saca la tarjeta amarilla para amonestar a Boulahrouz por una entrada a Figo.REUTERS

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