El fútbol es bueno para la salud
Dos horas sin accidentes de tráfico en Madrid, sin llamadas a las ambulancias, un 40% menos de urgencias en los hospitales... Son efectos colaterales del fútbol. Porque el fútbol, señores y señoras también, es beneficioso para la salud, sobre todo si se gana (no hay datos de accidentes en Ucrania). Y lo mejor de todo: las consecuencias saludables de este deporte no se refieren a su práctica, sino que van ligadas al mando a distancia y al sillonbol.
A tal conclusión llegan los psiquiatras Masterton G. y Mander A. J., que en 1990 publicaron una investigación sobre emergencias de psiquiatría en Escocia durante las fases finales de tres Mundiales. Estos médicos comprobaron que había habido una drástica reducción en las emergencias psiquiátricas durante y después de esos partidos, tanto en hombres como en mujeres. El efecto fue más marcado en los enfermos mentales que entre los que no lo eran. Masterton and Mander reconocen que borrachos hubo más.
MyM atribuyen el repentino incremento de la salud mental a la participación de la ciudadanía en un interés común y al aumento del orgullo nacionalista. El fútbol ayuda, dicen, a que la gente tienda menos a la introspección y a la desesperación.
Otro estudio británico publicado también en el sitio www.the-elso-gazette.org reconoce que cuando Inglaterra perdió con Argentina por penaltis (Mundial del 98), los ingresos por infarto aumentaron el 25%.
Esta misma página de la Organización Europea para las Ciencias de la Vida publica una investigación realizada en Utah (EE UU). Un trío de científicos -les ahorraré los nombres, aunque juro que los tengo- reclutó a aficionados rivales en un partido clásico del Mundial. Antes y después del partido, los científicos recogieron pruebas de saliva de estos aficionados, para medir su nivel de testosterona. El resultado fue que a los aficionados ganadores les había subido la testosterona y a los otros se les había caído. "Ver ganar o perder a nuestros ídolos", concluyen, "tiene consecuencias psicológicas que van más allá del cambio de comportamiento o del amor propio".
Aun sin comité de psiquiatría, algo debían intuir nuestros clásicos cuando regalaban al pueblo con sesiones dobles de pan y circo.
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