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EL ENREDO
Columna
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Operación biquini

LLEGA UN MOMENTO, en la vida de todo hombre y de toda mujer, en que corresponde mirarse en el espejo y constatar que la operación biquini, iniciada hace un par de meses, ha fracasado. Suele ser por estas fechas. Es el debate sobre el estado del cinturón. La realidad es la que es, pero todos llevamos dentro un presidente del Gobierno que hace un análisis triunfalista de los michelines, a los que se puede calificar de "leves formas armoniosas que humanizan nuestro ser, que de otra manera resultaría demasiado perfecto". Pero también asoma en cada uno de nosotros ese líder de la oposición que, retorciendo el colmillo, hace un retrato cruel "de esas indisimulables lorzas, ese flotador producto de la indisciplina ante la cerveza, la pereza y las diarias orgías de colesterol". Atrás quedan las ilusiones del discurso de investidura, en el inicio de la primavera, con ese ambicioso programa, basado en la comida sana, deporte y ocho horas de sueño. Ah, esos bocatas de tortilla de berenjena con pan y tomate...

A Mariano Rajoy le gusta tanto hablar de España que nunca habla de los españoles

En fin, todo el mundo fracasa en algo. Hace dos años, en la campaña electoral, socialistas y populares prometían divinos tesoros en forma de pisos baratos para jóvenes, y parece que no acaba de arrancar la cosa. Según el Ministerio de la Vivienda, la culpa de que los pisos sigan caros es del PP, que gobernó ocho años y lo hizo muy mal. Según el PP, el Gobierno de ZP pone los pisos por las nubes. Podría decirse de nuestros políticos que no son perfectos, pero desparpajo no les falta. Otra razón que suelen aducir socialistas y populares ante la carestía de la vivienda es que las políticas del suelo "corresponden a las comunidades autónomas", frase que en boca de un político equivale a 'haber pedío muet.te'. Se ve que en las comunidades autónomas mandan marcianos con superpoderes, y socialistas y populares no pueden hacer nada, porque les tiran un rayo láser y adiós.

Hace varios fines de semana que hay sentadas de jóvenes que protestan por las dificultades de acceder a una vivienda, sea de compra o de alquiler. Desde el Ministerio de la Vivienda aún no se ha implementado una respuesta que, en el marco de un programa marco, marcado por el marco de ocho años de Gobiernos del PP, implemente a su vez un marco adecuado para implementar la respuesta, pero se está implementando.

¿Será la política de vivienda el primer fracaso del Gobierno de ZP? Es posible que, ante el espejo, el presidente considere que "no es más que una leve y armoniosa protuberancia que humaniza su gestión, que de otra manera sería casi perfecta". El PP tendría en la vivienda una presa para hincar el diente a ZP, si no fuera porque son los mismos que, cuando estaban en el Gobierno, consideraban el precio de los pisos un síntoma de salud económica. Además, a Rajoy le gusta tanto hablar de España que nunca habla de los españoles. Al parecer, Rajoy cree que el desinterés es mutuo. Asombrosamente, dijo en el martes en la tribuna de las Cortes: "A los españoles no les interesa lo que hace el jefe de la oposición". A Rajoy se le adivinan unas ganas tremendas de irse a la playa.

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