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'El libro de horas' muestra la fuerza poética de Rilke

El profesor granadino Federico Bermúdez-Cañete, uno de los mayores especialistas españoles en la obra de Rainer Maria Rilke, acaba de publicar en la editorial Hiperión una nueva traducción del autor nacido en Praga. Se trata de El libro de horas, publicado en 1905, cuando su autor contaba treinta años. El poemario, que Bermúdez-Cañete define como "la primera obra lograda y personal de Rilke", constituye la superación de una etapa de "búsqueda infantil" en la que experimentó con algunas de las corrientes literarias de su época.

"Dentro de su talante de extremado subjetivismo" y, precisamente por ello, pertenece a la llamada crisis de fin de siglo, que, en opinión del investigador, comparte con los modernistas españoles. "Como a ellos, le influye poderosamente Nietzche y su transmutación de los valores, dentro de la reacción general contra el positivismo y la vuelta a la metafísica por los caminos del mito y de un peculiar misticismo".

El libro de horas fue escrito por Rilke una vez se instaló en Múnich, "ya desvinculado de la mediocridad cultural y de las malsanas relaciones familiares que le ahogaban en Praga". El enamoramiento del poeta de una mujer 14 años mayor que él se proyecta en el libro. "El amor por Lou impregna su experiencia de la grandiosidad del paisaje y de humildad y hondura del alma del pueblo de Rusia", país al que viajó con ella en dos ocasiones.

Esta relación, que también inspiró el Diario florentino, escrito con motivo de una visita a Italia, se vio reflejada en la mayor parte de su obra perteneciente a este periodo. Pero si El libro de horas ha dado lugar a todo tipo de interpretaciones en torno a un concepto, ése ha sido la idea de Dios que Rilke refleja en la obra. "El poeta pasa de endiosar a la amada a la divinización de todos los seres, y de la fusión con ella a la intuición de la unidad de lo existente", aclara Bermúdez-Cañete en el prólogo de la publicación.

El libro de horas, como la obra de Rilke en su conjunto, ha dado lugar a muy diversas interpretaciones. La que predominó en los primeros años fue una muestra de religiosidad, que finalmente ha sido superada. "Desde muy joven, el poeta había abandonado la versión falsificada de la fe cristiana transmitida por su madre. En realidad, salvo el esquema formal del libro, con su figura orante central y su búsqueda del objeto de adoración, poco hay que exprese la creencia en un Dios trascendente".

El estilo del amplio poemario, que se presenta en edición bilingüe, muestra la evolución de Rilke desde una lírica de los estados de ánimo hasta una etapa en la que predomina el rigor formal.

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