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Entrevista:GERRY ADAMS | PRESIDENTE DEL SINN FEIN | ENTREVISTA

"La negociación más difícil es siempre con el propio bando"

Gerry Adams, el presidente del Sinn Fein, ha tenido una participación mucho más activa, y a mucho más alto nivel, de lo que se ha sabido hasta ahora en el intento de hallar una solución pacífica para el conflicto vasco. ha estado en contacto permanente con el entorno de Batasuna y ha informado al Gobierno español. También a la Casa Blanca y al primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, a quienes pidió que transmitieran su información a Madrid.

El líder del brazo político del Ejército Republicano Irlandés ha revelado, en una entrevista concedida esta semana a EL PAÍS, que ha debatido la cuestión vasca con los Gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido también Irlanda con el objetivo de transmitir al Gobierno español las opiniones y la actitud dominantes en el entorno de Batasuna sobre la perspectiva de una solución negociada al conflicto. Según cuenta Adams, habló directamente con Bill Clinton y Tony Blair sobre la situación en el País Vasco. Además escribió a Zapatero en febrero del año pasado para rogarle que no dejara pasar lo que él consideraba una oportunidad de lograr la paz. Adams dijo que había vuelto a escribir al presidente de Gobierno español la semana pasada para mostrarle su satisfacción por el anuncio del alto el fuego de ETA y felicitar a todos los que habían contribuido a él, además de instar al Gobierno a que aproveche la oportunidad de construir un proceso de paz con negociaciones en las que participe todo el mundo.

"No he hablado en persona con el Gobierno español, pero sí he escrito al presidente Zapatero en varias ocasiones... Quería darle ánimos"
"Asesoré al presidente Clinton sobre mi visión del conflicto vasco, porque creo que la comunidad internacional tiene un papel que desempeñar en estos conflictos"
"Lo que tienen que demostrar estos procesos es la eficacia de la política, que la política sirva para algo, que el diálogo funcione"
"La semana pasada me entrevisté con el Partido Conservador británico, el partido de Margaret Thatcher. Hace 10 años habría sido impensable"

Como dirigente del Sinn Fein, es evidente que Adams siente una afinidad especial por los fines y objetivos del entorno de ETA, pero la fama que ha adquirido por su papel en el triunfo del proceso de paz irlandés le ha conferido un carácter de estadista, un prestigio de pacificador internacional, que hace que los jefes de los principales Gobiernos democráticos presten atención a sus palabras. Uno de los puntos que subrayó durante su entrevista fue la imperiosa necesidad, en su opinión, de no dejar que pase mucho tiempo para iniciar un proceso de paz formal. Con el caso del ex primer ministro británico John Major como ejemplo, Adams recordó que, con su preocupación excesiva por asegurarse de que el primer alto el fuego del IRA era sincero, y el tiempo que necesitó para certificar lo que denominó el proceso de "descontaminación", dejó pasar una valiosa oportunidad, y ello supuso la ruptura del cese de hostilidades del IRA y la rápida reanudación de los atentados violentos. En términos más generales, también destacó que uno de los grandes obstáculos para el proceso en España, como en otros lugares, sería permitir que el pasado siga teniendo demasiado peso e impida avanzar rápidamente hacia un futuro más luminoso.

Pregunta. ¿Puede decir hasta qué punto han estado usted, y el Sinn Fein en general, hablando con la gente y asesorándola, en el País Vasco y en el resto de España, sobre la posibilidad de iniciar un proceso de paz?

Respuesta. Nuestro asesoramiento a Batasuna viene de muy atrás. Los dirigentes del Sinn Fein -incluido yo- viajamos allí sin cesar desde hace muchos años. Alex Maskey ha estado allí, Gerry Kelly ha estado allí hace menos de dos meses.

[Maskey y Kelly son miembros destacados de la cúpula del Sinn Fein]. No he hablado en persona con el Gobierno español, pero sí he escrito al presidente Zapatero en varias ocasiones. He expuesto a tres Gobiernos mi opinión sobre lo que sucedía en el País Vasco desde los tiempos de la presidencia de Clinton. Asesoré al presidente Clinton sobre mi visión del conflicto vasco, porque creo que la comunidad internacional tiene un papel que desempeñar en estos conflictos, y él intervino de forma fundamental en el caso irlandés. También he hablado con el enviado especial del presidente Bush y he mantenido informado al Gobierno irlandés, pero, sobre todo, al Gobierno británico. He informado personalmente al presidente Blair varias veces a lo largo de estos años, debido a la relación que tiene con el Gobierno español.

P. ¿Qué decía en esas reuniones?

R. Les contaba que, en mi opinión, existía un deseo de iniciar el proceso de paz, y les pedía que trataran de hacérselo saber al Gobierno español.

P. ¿Un deseo por parte de Batasuna?

R. Sí.

P. ¿Qué le escribió a Rodríguez Zapatero?

R. Fundamentalmente, quería darle ánimos... Después de mi última visita, le escribí y le dije que estaba verdaderamente convencido de que existía un sincero deseo... y que deseaba darle ánimos en el reto tan difícil que le aguardaba. No creo que los irlandeses podamos dar lecciones especiales ni tengamos derecho a pontificar ante nadie, pero, en un mundo en el que ocurren tantas cosas desoladoras, el proceso de paz de Irlanda fue un hecho importantísimo, y creo que el alto el fuego de ETA también lo es, y todos compartimos el hecho de ser seres humanos y tenemos la responsabilidad de intentar aprovechar estas oportunidades.

P. Pero no debería mostrarse tan tímido a propósito de las lecciones del proceso de paz irlandés, ¿no le parece? Tanto el Gobierno español como el entorno de Batasuna han reconocido la deuda que tienen con el modelo de Irlanda del Norte...

R. Estuve el año pasado en España y en el País Vasco y la parte española del viaje me pareció muy educativa. Hablé con creadores de opinión, representantes de medios de comunicación y del mundo literario, y presté gran atención a lo que decían. Ya sabe, mientras cenábamos... Luego fui al País Vasco y me entrevisté con Batasuna, y también me he reunido con miembros de Batasuna hace poco en la Unión Europea, así que hemos mantenido todo el tiempo un contacto muy estrecho. Gerry Kelly, como ya he mencionado, estuvo allí hace menos de dos meses. Es decir, no creo que peque de modesto. Creo que el mérito del anuncio de ETA corresponde a ETA y a todas las demás personas que han trabajado en la región para llegar hasta ahí, y que nuestro papel ha consistido en estar dispuestos, cuando nos lo han pedido, a contar nuestra experiencia y dejar que la gente sacara las conclusiones que quisiera.

P. Le reitero la pregunta: ¿qué le escribió a Zapatero?

R. Fundamentalmente, quería darle ánimos en lo que me parecía que estaba tratando de hacer, que era averiguar si de verdad había algún esfuerzo para avanzar en esta dirección, y, desde luego, pude decirle que, en mi opinión, tenía ante sí una oportunidad nueva. No me refiero a ETA, me refiero a mi opinión, en general, de que había una oportunidad nueva... y también quise felicitarle porque, a mi juicio, estaba demostrando un liderazgo admirable.

P. ¿Cuál es el obstáculo más difícil de vencer en un proceso de paz?

R. El hecho de que la gente ha participado en un conflicto, y hay personas que han muerto o han resultado heridas, y ese conflicto ha incluido mucha demonización y mucha propaganda, de forma que ahora uno tiene que pasar de una situación de guerra a tratar con personas a las que tal vez ha llamado terroristas o asesinas, malas personas. Ése es el gran reto para todo el mundo. Tener el valor político de presentarse, dar la mano, sentarse y hablar con esas personas.

P. Habla de demonización y propaganda, pero, seamos razonables, eso ocurre en los dos bandos, ¿no?

R. Claro. No quería ser selectivo. Ése es el reto que afrontan todas las partes. Y los medios de comunicación tienen que cumplir su función. Como es natural, no queremos controlar los medios, de ninguna manera; pero no cabe duda de que tienen la responsabilidad, en mi opinión, de trabajar a partir de una decisión que considero muy valiente de ETA, y conozco la reacción del presidente Zapatero y creo -insisto- que hay que elogiar su capacidad de liderazgo; y, con todo eso, confío en que sea posible resolver esos aspectos.

P. Al pueblo español se le está preparando para vivir un proceso que se calcula largo y difícil, parecido al que vivieron ustedes en Irlanda del Norte. El mismo Zapatero lo ha dicho. ¿Por qué no parece posible llegar rápidamente a un acuerdo; por qué estos procesos, como el de Irlanda del Norte y tantos otros en todo el mundo, parecen necesitar tanto tiempo, tanto pararse y volver a empezar?

R. La verdad es que sería preferible que no fuera así, incluso desde un punto de vista personal. Hace falta tener mucha tenacidad y mucha paciencia para superar las dificultades, pero tal vez es porque algunos consideran amenazador cualquier proceso de cambio. Si lo ponemos en un nivel personal, si pensamos en cualquier cambio en nuestras vidas -se viene abajo una relación, o nos quedamos sin trabajo, o incluso cambiamos de casa, o hay una muerte en la familia-, todas las cosas pueden ser muy difíciles, y se tarda tiempo en adaptarse. Si lo extendemos a un cambio en la sociedad, cuando se pretende llevar a cabo un cambio fundamental, siempre habrá elementos que estén en contra, habrá elementos con temores legítimos: familiares de víctimas, familias que han sufrido pérdidas, personas con problemas políticos o que pueden intentar sacar provecho político... Pero creo que, a escala popular, en cualquier sitio -y me parece que éste es un rasgo que tienen en común todos los seres humanos-, es posible aceptar el cambio si los que mandan crean las condiciones para ese cambio. Crear confianza: ésa es la manera de avanzar, ésa es la responsabilidad de los dirigentes.

P. Pero eso es verdaderamente difícil...

R. Por supuesto que es muy difícil. ¡Por eso hay un conflicto! Son asuntos serios, desde cualquier perspectiva. Que unas personas salgan a matar a otras, que haya que encarcelar a la gente y todo lo demás que ha sucedido, son cosas que demuestran el fracaso de la política. Lo que tienen que demostrar estos procesos es la eficacia de la política, que la política sirve para algo, que el diálogo funciona.

P. Con su vasta experiencia, ¿hay algo que aconseje no hacer a quienes inician un proceso de paz?

R. La negociación más difícil es siempre la que hay que mantener con el propio bando. Así que, tanto si se trata del Gobierno y toda su base como de Batasuna o el País Vasco con toda su base, eso será lo más difícil. En cierto modo, cada lado tiene que reforzar al otro. Creo que el Gobierno se ha visto reforzado por el anuncio de ETA. Creo que se ha visto reforzado para avanzar hacia delante, y me parece muy bien la reacción de Zapatero. Como es sabido, John Major

[el primer ministro británico anterior a Blair] introdujo lo que llamó un proceso de "descontaminación", que supuso un gran retraso, hasta el punto de que se rompió el alto el fuego del IRA y hubo que volver a empezar. Lo interesante es que el problema era totalmente interno. Era cuestión de política interna británica. Y quedó claro porque el Gobierno británico siguió manteniendo contactos en privado con el Sinn Fein. Una lección que podemos sacar de aquí es que

la paz exige no excluir a nadie y evitar las condiciones previas, hay que evitar lo que ocurre a veces en otras partes del mundo, que un bando pretende escoger a los representantes del otro. Cada bando tiene derecho a elegir a sus representantes. Y lo mismo ocurre con los puntos del orden del día: no se debe excluir ninguna opción. Si yo puedo decirle a Ian Paisley [el líder protestante norirlandés más intransigente] que ponga sobre la mesa cualquier tema que quiera... seguro que, entre los vascos y el Estado español, es posible llegar, por lo menos, al acuerdo de tener en cuenta todos los asuntos y rehuir cualquier resultado predeterminado. Para todo eso, desde luego, es necesario emplear un lenguaje muy hábil.

P. Un tema que preocupa en España es hasta qué punto el Partido Popular va a apoyar o no el proceso de paz que comienza. Por su experiencia en el otro lado, observando a los laboristas y los conservadores, ¿qué importancia tiene este aspecto para conseguir el éxito?

R. Precisamente la semana pasada me entrevisté con el Partido Conservador británico, el partido de Margaret Thatcher. Hace 10 años habría sido impensable. Creo que, en asuntos de interés nacional como éste, existe una obligación. Todos los partidos deben apoyar al Gobierno en una iniciativa de paz, y me gustaría pensar que el presidente español cuenta con el apoyo -tal vez un apoyo crítico- de todos los grupos del Parlamento. Durante nuestro proceso, el primer ministro irlandés contó con el apoyo crítico de todos los partidos del Parlamento de Irlanda. Y el señor Blair contó con el apoyo crítico de los tories cuando emprendió el proceso que desembocó en el Acuerdo de Viernes Santo. Es decir, creo que está por encima de consideraciones partidistas.

P. ¿Con "crítico", quiere decir con críticas constructivas, apoyando pero reservándose el derecho a criticar...?

R. Deben hacer críticas constructivas, que apoyen los esfuerzos del Gobierno para lograr la paz, y no deben permitir que se convierta en una cuestión partidista.

P. Es evidente que ha seguido de cerca lo que ocurre en España. Por las actitudes que ha observado, las señales de humo, las declaraciones de las distintas partes, ¿cree que hay motivos para el optimismo?

R. Sí. Si existe la voluntad política, los problemas reales pueden resolverse. Los conflictos los crean seres humanos, y, si existe la voluntad política de solucionarlos, creo que podremos avanzar con ciertas esperanzas. Tengo plena fe en que, si el Gobierno y los dirigentes en el País Vasco se proponen verdaderamente resolver estos aspectos, lo conseguirán. Todos tienen que tener la mirada puesta en el futuro. No debemos olvidarnos de las víctimas ni del sufrimiento, pero tenemos que mirar hacia el futuro. Todos los procesos de paz son cuestión de futuro.

El líder del Sinn Fein, Gerry Adams.
El líder del Sinn Fein, Gerry Adams.BERNARDO PÉREZ

Más persuadir, menos atemorizar

EN LOS BARRIOS OBREROS de Belfast donde han muerto la gran mayoría de las 3.500 víctimas del conflicto irlandés los hombres más admirados han sido, por tradición, los más temidos. Gerry Adams es la gran excepción a la regla. Adams, nacido en Belfast en 1948, ha sido el líder indiscutido del movimiento republicano norirlandés durante más de dos décadas. Ha habido guerra y ha habido paz desde que asumió la presidencia del Sinn Fein, brazo político del IRA, en 1983, pero nunca nadie ha cuestionado su derecho a dirigir la rama más militante, más antibritánica, de la población católica de Irlanda del Norte. Y aunque siempre se ha sospechado (y el siempre ha negado) que ha formado parte de la cúpula militar del IRA, su éxito político se debe más a su capacidad de persuadir que de atemorizar; más a las palabras que a las balas.

Adams ha impuesto su voluntad sobre los hombres duros del IRA paso a paso, al extremo de convencerles el año pasado de que abandonaran las armas sin haber logrado el objetivo histórico de expulsar a los británicos de su isla.

Ya se detectó la tendencia pacifista de Adams en 1979, cuando, tras haber pasado casi cinco años en una cárcel británica, sorprendió a sus propios correligionarios al poner sobre la mesa que había llegado la hora de complementar la lucha armada -o lo que otros llamaban terrorismo- con la política. Ganó el debate y cuatro años más tarde el Sinn Fein participó en las elecciones generales británicas. Adams obtuvo un escaño en el Parlamento de Westminster, puesto que nunca ha ocupado formalmente debido a la obligación de cada diputado nuevo de jurar lealtad a la reina.

Recibió cinco balas en un intento de asesinato en 1984, pero dos años después protagonizó una de las iniciativas decisivas en todo el proceso de paz irlandés cuando mantuvo un encuentro público con el líder católico moderado, y después premio Nobel de la paz, John Hume. Esto condujo en 1990 a los primeros contactos secretos entre Sinn Fein/Ira y el Gobierno británico, en tiempos de Margaret Thatcher. El alto el fuego que anunció el IRA en 1994 fue fruto de las conversaciones clandestinas cada vez más intensas que se llevaron a cabo durante el Gobierno del sucesor de Thatcher, John Major.

A pesar de que el alto al fuego se rompió en 1996, los canales de comunicación permanecieron abiertos, y -más importante aún- se abrieron nuevos con el Partido Laborista de Blair, que llegaría al poder en 1997.

Un factor determinante en la instauración de un proceso formal de paz ese mismo año 1997 fue el éxito de la diplomacia de Adams en Estados Unidos. Adams convenció al Gobierno de Clinton, a lo largo de los frecuentes viajes que hizo a EE UU en los noventa, de que era un político en cuya palabra se podía confíar. El mensaje se transmitió de Washington a Londres, y a fines de año, Adams

tuvo una reunión sin precedentes con Blair en el de 10 Downing Street que formó la base para el histórico Acuerdo de Viernes Santo de 1998.

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