El árbitro virtual entra en acción
Los jugadores pueden reclamar las bolas dudosas ante un sistema electrónico de ocho cámaras
"Out", cantó el juez de silla. "Lo dudo", le replicó Jamea Jackson, que había enviado una buena derecha lamiendo la línea. "OK, comprobémoslo", aceptó el árbitro, quien inmeditamente solicitó a un auxiliar situado en un cuarto de las tribunas que proyectara en las pantallas gigantes del estadio las imágenes de la discutida jugada. A los pocos segundos, todo el mundo, espectadores, jugadoras, jueces, pudieron apreciar con absoluta nitidez que la bola había botado, efectivamente, fuera. Por cuestión de milímetros, pero fuera. Lo que el ojo humano no ve, para Hawk-Eye (Ojo de halcón) es juego de niños.
El partido de tenis de la pista central de Cayo Vizcaíno en el que ayer por la mañana la estadounidense Jamea Jackson derrotó a su compatriota Ashley Hakleroad no tendría mayor historia -primera ronda de un torneo, dos jugadoras de la parte baja del top 100, juego reñido, más de tres horas de juego, poco más- si no fuera porque en él un juez de silla vio, por primera vez, su autoridad confrontada con una máquina.
Era el debut oficial como elemento de juicio de Hawk-Eye, un sistema que conjuga ocho cámaras y un potente ordenador, que reconstruye en tres dimensiones el movimiento y el bote de la pelota. El cálculo de la trayectoria permitirá saber en apenas dos segundos y con casi absoluta exactitud -el margen de error es de un 0,1%, apenas dos o tres milímetros- el lugar exacto en el que bota la bola.
En los partidos de la pista central de Cayo Vizcaíno, la única en la que se ha instalado el costoso dispositivo, y en todos los torneos de pista sintética en que se utilice -en tierra batida, la marca de la bola sobre el suelo es lo suficientemente clara como para evitar disputas- cada jugador podrá recurrir a Hawk-Eye dos veces en cada manga. Si la máquina le da la razón, no consume el derecho. Si le lleva la contraria, lo perderá.
Mientras los jueces han mostrado su escepticismo -y su miedo a que sus errores sean tan públicos-, los jugadores han mostrado reacciones variadas. Mientras al ex jugador y ahora comentarista televisivo John McEnroe, de homéricas discusiones con los árbitros y legendarios malos modos, le ha faltado poco para salir a bailar a la calle en celebración y jolgorio, a las figuras actuales, tales como Roger Federer y Marat Safin, la novedad no les alegra lo más mínimo. "Esto es una locura, un derroche de dinero", ha declarado Federer, número uno del mundo, en el diario alemán Die Welt. "No entiendo este desaforado esfuerzo para corregir las decisiones de los jueces. Además, al final de un partido, de un torneo, de una temporada, los errores a favor o en contra quedan igualados. No tienen tanta influencia en nada".
Para Safin, que también jugará esta semana en el torneo de Florida, el problema principal es que el recurso al arbitraje electrónico hará más lentos los partidos, romperá el ritmo de juego. "¿Quién ha sido el genio al que se le ha ocurrido esta idea tan idiota?", se pregunta el tenista ruso. "Hay miles de maneras de lograr un juego más rápido, más vivo, más atractivo. El vídeo, evidentemente, no es una de ellas".
Si el sistema no es una novedad -fue inventado por Paul Hawkins, un ingeniero británico enamorado del cricket en 2002, y desde entonces ha sido utilizado con profusión por las cadenas televisivas en partidos de cricket, tenis y otros deportes-, sí que lo es su carácter de herramienta pública y decisoria en el tenis, un deporte que sigue la senda del arbitraje tecnológico que otros deportes, como el rugby, el balonceto o el fútbol americano, abrieron en la década pasada. Mientras, el fútbol, el deporte en el que las jugadas discutidas más polémica y violencia generan, sigue siendo reacio a toda posibilidad de aplicar la tecnología al arbitraje. La única rendija en que parece que la FIFA podría ceder es en lo relativo a buscar medios para aclarar si un balón franquea la línea de gol o no. Para el resto, penaltis, fueras de juego, el máximo organismo futbolístico sigue enarbolando su viejo lema: "El error humano forma parte del deporte".
Pero no en el tenis, por lo menos.
Duelo Moyà-Nadal
Carlos Moyà se enfrentará a Rafael Nadal en la segunda ronda del torneo de Cayo Vizcaíno al haberse impuesto anoche al rumano Víctor Hanescu por 5-7, 7-5 y 6-4. Nadal estaba exento de la primera ronda. Ambos son los españoles en activo con más torneos ganados: 19 el mallorquín y 13 el manacorí, quien ha vencido en dos de los tres duelos directos que han afrontado hasta ahora. María Antonia Sánchez Lorenzo batió a la italiana Roberta Vinci por 6-3, 1-6 y 6-1.
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