Galones sensatos
Juanito, el capitán, ofrece pausa y razonamiento en medio de la crisis del Betis
Juan Gutiérrez Moreno (Cádiz, 1976) es el capitán del primer equipo de un club, el Betis, al que llegó hace casi diez años y que está inmerso en una crisis que parece que no ha hecho más que empezar y va más allá de los males estrictamente deportivos.
Aunque tan sólo es profesional desde hace cinco años, Juanito es uno de los más respetados por la afición verdiblanca de entre todos los que forman los diferentes estamentos de la entidad. Y lo es porque dice verdades como puños. Además, sin una palabra más alta que otra, una manera de actuar que parece en vías de extinción en el Betis.
Juanito es de los que dice lo que tenga que decir cuando lo tenga que decir y sin importarle a quién se lo tenga que decir. En la mañana del viernes, tras la eliminación en los octavos de final de la Copa de la UEFA frente al Steaua de Bucarest (0-3), decenas de aficionados se presentaron en el entrenamiento matutino para insultar a algunos de los jugadores. Juanito no era uno de ellos, pero ejerció de capitán y no le tembló la mano a la hora de enmendar la plana a esos aficionados. Tampoco sabe qué es eso de la demagogia: "Es la vida del futbolista, pero tampoco hay que darle más vueltas. Son sólo tres o cuatro energúmenos".
El central, que no se lleva del todo bien con Lopera, cobra menos de 6.000 euros por partido
La fuerza moral para que un futbolista, que, por cierto, no está en un buen momento de juego, diga cosas como ésas sobre algunos aficionados mana de que ese mismo futbolista fue capaz de decir hace menos de un mes: "El crédito que nos ganamos los jugadores el curso pasado hace que ahora nos ganemos menos críticas de las que merecemos". Y es que hasta el momento es uno de los pocos que se ha atrevido a discrepar al menos de alguna acción o declaración del presidente y propietario del club heliopolitano, Manuel Ruiz de Lopera. "Le hemos dicho a Lopera que venga y dé la cara [...]. El año pasado, todo el mundo le aclamaba igual que a nosotros y ahora tendrá que aguantar los insultos e improperios igual que nosotros los estamos aguantando".
El presidente verdiblanco castigó a los aficionados con dejar de presidir los partidos desde el palco del estadio que rebautizó con su nombre. Durante el último partido de la liguilla de la Liga de Campeones, desde la grada se eligió el humor para quejarse de la calidad de los fichajes de invierno realizados -Robert y Tardelli, desconocidos para los béticos entonces y malqueridos ahora- para sustituir la baja del hombre que, con los goles que se inventaba, tapaba todas las carencias del juego del cuadro sevillano: Oliveira. A Ruiz de Lopera no le gustó y tomó esa teatral y quizá un pelín ridícula decisión. Juanito ha sido casi el único que se lo ha reprochado.
La relación con el presidente no es del todo buena. Juanito, que ejerce de hermano mayor de Joaquín en los desplazamientos con la selección española y el Betis, explotó en enero para pedir que se le reconociera su trabajo y se le pagara más. El central llegó al Betis B en 1996. Después de tres temporadas, fue cedido al Recreativo. Regresó, esta vez al primer equipo, en 2001 y en 2002 firmó por siete años un contrato en el que se le fija un salario por partidos jugados, a menos de 6.000 euros por cada uno. El jugador aseguró además que lo había rubricado bajo mucha presión por parte de los directivos.
Lo que más valora Juanito en su carrera son las 13 ocasiones en las que ha vestido la camiseta de la selección desde octubre de 2002. Es más que probable que forme parte de los elegidos para jugar el Mundial de Alemania. Pero, por ahora, prefiere no pensar en ello. Sólo quiere ganar esta noche al Madrid y evitar que el Betis se vaya a Segunda. Una tarea ciclópea, incluso para alguien tan centrado como él.
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