Camps y Pla exhiben sus divergencias sobre el desarrollo político del nuevo Estatut

El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y el secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, abrieron ayer un nuevo debate político sobre si el Estatut, que ratificarán las Cortes Valencianas a finales de mes, debe tener un rápido desarrollo legislativo o no. Pla instó a Camps a ponerse ya manos a la obra y le advirtió de que, en caso contrario, su grupo presentará varias proposiciones de ley sobre cuestiones como la renta mínima de ciudadanía, la carta de derechos sociales o la Policía Valenciana. El jefe del Consell pidió a Pla que disfrute del éxito de la reforma estatutaria.

El PSPV anuncia que presentará varias proposiciones de ley si el PP no lo hace

La sesión de control al jefe del Consell puso ayer de manifiesto que uno y otro quieren imponer un ritmo diferente al desarrollo del nuevo Estatut. Camps parece inclinarse por la estrategia de adormecer el partido y Pla quiere imprimirle un ritmo más vivo. Así, el líder socialista preguntó a Camps si piensa reclamar todas las competencias previstas en el nuevo Estatut como el desarrollo de la Policía Autonómica Valenciana. Y recibió una respuesta de cajón: "Obviamente sí, es lo que corresponde". Aunque Camps no aclaró ni con qué celeridad, ni con qué prioridades.

Sólo en el turno de réplica fue donde los líderes de los dos principales partidos dieron pistas sobre sus intenciones. El socialista pidió a Camps que predique en el seno del PP que España no se rompe porque los valencianos asuman su derecho foral, se definan como nacionalidad histórica o puedan crear un Consell de Justícia y un Servei Tributari Valencià. "Usted ha de ser el primero en coger todas las competencias [previstas en el nuevo Estatut] y cumplirlas", sentenció Pla, quien advirtió de que en caso contrario su grupo presentará proposiciones de ley sobre la Policía Autonómica, la Renta de Ciudadanía, la Carta de Derechos Ciudadanos, el Consell de Justícia, la ley de Régimen Electoral Valenciano y el Fondo de Cooperación Municipal, entre otras materias.

El presidente de la Generalitat replicó advirtiendo que son muchas más las leyes autonómicas que el nuevo Estatut obligará a reformar, pero no hizo ni siquiera ademán de prometer nuevos proyectos de ley en los próximos meses. Respecto a la Policía Autonómica, Camps dejó claro que no es una de sus prioridades: "Yo quiero dotarla, pero la Policía Nacional y la Guardia Civil son necesarias para la seguridad ciudadana y voy a pedir más agentes".

Camps ignoró el resto de cuestiones pendientes de desarrollo en el nuevo Estatut y cerró filas con la dirección nacional del PP -Rajoy, Acebes y Zaplana- respecto a la reforma catalana. Una reforma catalana que tachó de inconstitucional, que permite blindar competencias, que suplanta al Estado y que habla de otra nación que no es la española, según el líder popular.

El debate entre Camps y Pla impregnó también la intervención del portavoz de Esquerra Unida-L'Entesa, Joan Ribó, que recriminó al presidente de la Generalitat que ya esté reclamando competencias que, previsiblemente, sí tendrá el Estatut catalán cuando aún no está aprobado el valenciano. Ribó, en referencia a la demanda de que el Consell pueda nombrar los directores de los aeropuertos tal y como negocian los partidos catalanes, exclamó: "¿Cuántas veces tendremos que implorar cosas que no hemos sabido reivindicar?". Camps, sin entrar en demasiadas concreciones, señaló que la citada competencia se puede transferir mediante una ley y achacó la queja de Ribó al "complejo" frente a otras autonomías.

Un complejo que el presidente de la Generalitat quiso contraponer a su optimismo vital, expresado al inicio de la sesión de control parlamentario. "Al entrar por la puerta principal de las Cortes Valencianas y ver el cuadro de La Batalla de Almansa he pensado no sólo que se trata de un cuadro histórico, sino que sus consecuencias ya son históricas", aseveró Camps, que añadió: "Hoy hemos cerrado el ciclo porque tenemos el máximo autogobierno".

Toda una declaración de intenciones que permite entrever que el jefe del Consell piensa disfrutar de las mieles de una reforma estatutaria que, aunque no está todavía completada, nadie le arrebatará ya.