Ferrero se lesiona y pierde

El camino de Juan Carlos Ferrero en el Open de Australia concluyó ayer ante el alemán Nicolás Kiefer. Decimoséptimo del mundo, el tenista español se va del primer grand slam del año con un mal sabor de boca y con una lesión en el abductor, aunque no parece revestir mayor gravedad. Se vio desbordado por el juego de saque y volea desplegado por su rival y, pese a que pareció capaz de enderezar su senda en la tercera manga, acabó perdiendo. Tampoco María Antonia Sánchez alcanzó los cuartos de final: cedió ante la italiana Francesca Schiavone por un doble 6-0.

"Habría preferido jugar al aire libre porque Kiefer no habría sacado tan bien", confesó Ferrero. La solana que azotó Melbourne aconsejó que el techo móvil de las dos pistas principales se cerrara -la holandesa Michaella Krajicek abandonó por un golpe de calor- y que el torneo se jugara en indoor, circunstancia que favoreció al germano porque para sacar se tira la bola muy alta y a veces el viento se la desplaza.

Kiefer superó a Ferrero incluso en el peloteo y se anotó los dos primeros sets. En el tercero, sin embargo, el valenciano forzó el ritmo, buscó los golpes ganadores y consiguió apuntárselo tras aprovechar su breack en el undécimo juego. Luego, aunque volvió a disponer de dos bolas para romper el servicio de su adversario en el cuarto, Ferrero no supo concretar su saque ni siquiera cuando dominaba por 40-15 en el sexto juego y se entregó a partir del 4-2 después de pedir un antiinflamatorio: "En las primeras mangas fallé demasiados golpes, especialmente con el revés paralelo, y al final el dolor en el abductor me perjudicaba el saque y el golpeo de fondo. Me voy desilusionado, pero creo que mi nivel es superior al que desarrollé el año pasado".

La confianza que le falta a Ferrero le sobra al suizo Roger Federer, el número uno, que pasó a los cuartos sin ceder ni un set al bielorruso Max Miyrni, el contrincante más peligroso de España en la eliminatoria de la Copa Davis a disputar en su país.