Heroica resistencia del Racing
Los de Preciado exprimen el gol de Matabuena pese a su inferioridad numérica ante el Villarreal
El Racing ganó un partido desde la trinchera, encerrado con nueve jugadores durante casi la mitad del encuentro y comiéndose la moral del Villarreal a base de orden, sacrificio y pundonor. Con la brillantez de la épica, el cuadro cántabro consiguió un imposible: resistir al Villarreal, una máquina ofensiva, y vencer en El Sardinero, una noticia que sólo se había dado una vez en la temporada.
El equipo castellonense dominó durante la primera mitad. Llegó con solvencia y cierto criterio, pero sin acierto. Ni José Mari, más para la pelea y la protesta que para el gol, ni Forlán se mostraron brillantes. Riquelme brilló en un par de ocasiones, pero con el paso de los minutos cayó en el desasosegante lado oscuro de su personalidad: apático, lento y sin verticalidad. Pero, si el Villarreal llevaba el peso en casi todo, el gol lo pusieron los racinguistas. Un contragolpe vibrante sacado por Oriol. Después, Raúl centró al área y Matabuena, con todo, cabeceó ante Viera, bastante inseguro.
RACING 1 VILLARREAL 0
Racing: Aouate; Pinillos, Oriol, Alfaro, Ayoze; Melo, Antonio Tomás (Aganzo, m. 73), Matabuena, Serrano; Raúl (Vitolo, m. 46); y Antoñito (Neru, m. 46).
Villarreal: Viera; Javi Venta, Quique Álvarez, Peña, Aruabarrena (Guayre, m. 55); Riquelme, Josico (Héctor Font, m. 46), Senna, Sorín (Calleja, m. 67); Jose Mari y Forlán.
Gol: 1-0. M. 21. Moratón cabecea un pase de Raúl.
Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Serrano, Sorín, Oriol y Peña. Expulsó a Pablo Alfaro (m. 44) por tarjeta roja directa y a Pinillos (m. 53) y Héctor Font (m. 61) por doble amonestación.
Unos 13.000 espectadores en El Sardinero.
El partido siguió divertido, aunque sin llegar a la espectacularidad, con ambos conjuntos pendientes del placer ofensivo. Pero, al borde del descanso, el debutante Alfaro cometió un clarísimo penalti a Sorín. Cuarenta cinco minutos después de su estreno, el central tomaba el camino de los vestuarios. Riquelme, por primera vez en La Liga, erró. Tras 14 penas máximas marcadas de forma consecutiva, Aouate leyó las intenciones del argentino y le paró el disparo.
La intervención de Aouate tendría que valer como dosis de ánimo para aguantar el resto del choque. Sin embargo, a los ocho minutos de la reanudación, Pinillos se excedía en su celo defensivo con una patada innecesaria y seguía a su compañero Alfaro. La película terminó por convertirse en una cinta bélica, con nueve hombres encerrados en una trinchera, el área de Aouate, y esperando las acometidas de un rival superior en número y mejor armado. Como la defensa de Numancia, pero en pantalones cortos.
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