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Reportaje:FÚTBOL | Una epidemia de lesiones

Tacos, césped, sequía...

Múltiples estudios ofrecen multitud de razones para explicar la plaga de roturas de ligamento cruzado anterior en España

Carlos Arribas

Muy a su pesar, y forzados por las circunstancias, los médicos de los clubes españoles de fútbol se han convertido en grandes especialistas, en obsesos que dedican horas de investigación y estudio a una pequeña pieza de la anatomía humana, una especie de tira, plana como la goma de un tirachinas, fuerte y flexible como una cuerda bien tensa, fibrosa, no más larga de seis o siete centímetros, que enlaza la punta del fémur con la punta de la tibia. Es el ligamento cruzado anterior, el tope, el freno, que evita que la bisagra de la rodilla haga juego completo, se descoyunte, que la tibia tire para adelante en juego loco e incontrolado. Es la parte de su cuerpo a la que más rezos y rogativas dedican los futbolistas, más cuidados y veneración.

"Cuanto más seca esté la hierba, más elevada es la tracción, lo que es un factor de riesgo"

Y, pese a todo, se les rompe.

De forma estúpida, en mitad de un juego, de una finta, de un quiebro, de un frenazo y un giro mil veces realizados, la bota se queda clavada en la hierba, el jugador busca estabilidad, la pierna sigue girando. La rodilla cede. Es la lesión más temida por un jugador de fútbol. Es una operación de reconstrucción -el ligamento no se puede coser, no cicatriza: hay que extraer un trozo de tendón patelar o semitendinoso, eliminar los restos que queden del ligamento roto y sustituirlos-. Es un mínimo de seis meses alejado de los campos, es un largo, duro y doloroso proceso de rehabilitación, es el temor a no volver a ser el mismo, a lesionarse de nuevo, a quebrarse.

Es una estadística, dos casos al año, dicen, que en los últimos tiempos más parece una epidemia.

El año pasado, en los tres primeros meses de la temporada, entre septiembre y noviembre, cuatro jugadores del Barça -Edmilson, Larsson, Gabri y Motta- sufrieron rotura de ligamento. Este 2005, en los cuatro primeros meses de la temporada, cuatro futbolistas de otros tantos clubes de Primera han sufrido en España rotura de ligamentos. Dos de ellos, Xavi, del Barça, y Raúl, del Madrid, internacionales de la selección española; otro, Oliveira, del Betis, internacional brasileño. Sólo el cuarto, Aranburu, de la Real Sociedad, se lesionó tras un choque, tras sufrir una dura entrada en la rodilla. Los otros tres, solos, después de hacer lo que se llama un mal gesto.

"No hay nada extraño en ello", dice el traumatólogo Luis González Lago; "son lesiones que cubren el cupo estadístico. No hay que buscar razones raras".

"Pero no, no creo que todo sea una cuestión de mala suerte", responde Gil Rodas, médico del Barcelona que en pocos meses se ha convertido en un gran experto sobre etiología, tratamiento y prevención de la rotura del ligamento cruzado anterior; "todo lo que está escrito sobre el tema en todo el mundo lo hemos estudiado. Hay un aumento claro de la magnitud de estas lesiones, pero no hay una razón clara que lo explique. En todo caso, hay múltiples factores". Y detrás de cada factor hay un estudio que lo avala.

Y, como si de una enciclopedia viviente se tratara, Luis Serratosa, médico del Real Madrid, empieza a enumerar las posibles causas. "Por ejemplo, los nuevos tipos de tacos, cuneiformes en vez de cilíndricos, que se agarran más".

La culpa, dicen los estudios, es de la FIFA, que, alarmada por la penuria goleadora del Mundial de Italia 90, solicitó a los fabricantes que mejoraran todos los aspectos del material. Se buscaron botas con más agarre, más tracción, que permitieran la máxima velocidad al futbolista. En 1996 Adidas sacó al mercado su primer modelo con tacos en forma de cuña, más resistentes a los resbalones que los cilíndricos, con un 50% más de superficie de contacto con la hierba que los anteriores modelos. Diligentemente, todos los fabricantes siguieron la senda. En Estados Unidos, alarmados los propietarios de los equipos de fútbol americano por el nivel de lesiones, los fabricantes han experimentado con un sistema por el que, cuando sometidos a presiones extremas, los tacos se sueltan, la pierna se libera. Este método, similar a las fijaciones de los esquís o de los pedales de bicicleta, no se ha usado aún en el fútbol europeo.

En la otra punta del globo, en Australia, juegan al fútbol con reglas propias, un deporte con fama de brutal y en el que la incidencia de roturas de ligamento es tremenda: entre 1992 y 1999 se produjeron 83 lesiones de ese tipo. Tal incidencia ha llevado a sus expertos en el asunto a la vanguardia mundial. No hay aspecto que no hayan analizado, pero donde más fecundos han sido sus hallazgos ha sido en el terreno de juego. Hay un estudio, dirigido por John Orchard, el mayor experto mundial casi, que concluye que la hierba bermuda, que forma una gran maraña en su base y que se usa sólo en climas cálidos, es mucho más dañina que la hierba rye, la más extendida en climas fríos y templados. Pero tal conclusión no tiene un gran efecto en España, donde la mayoría de los campos tienen césped de tipo rye. Sólo en el sur se usa bermuda, que amarillea en invierno.

Más aplicable en España es otro estudio de Orchard, que concluye que cuanta más sequía, cuanto más seca esté la hierba, más rápido es el juego y más elevada es la tracción en la relación entre la bota y el suelo, más altas son la fricción y la resistencia a la torsión, que son los factores de riesgo.

Gil Rodas, Serratosa y los médicos de todos los equipos también están convencidos de que es fundamental hacer un trabajo de prevención para evitar las lesiones. "Hay que hacer trabajo de propiocepción, de balance muscular entre flexores y extensores, entre cuádriceps e isquiotibiales, que nunca pueden ser más del 70% del cuádriceps", dice Serratosa; "y hay que cruzar los dedos porque, a veces, la lesión es inevitable. Lo de Raúl, que se lesionó por una hiperextensión de la rodilla al fallar un disparo contra el Barça, en cierta forma ha sido normal. Llevaba doce años de competición sin lesionarse de seriedad. Y llevaba una gran carga de partidos, lo que significa más fatiga y menor funcionamiento defensivo de los isquiotibiales".

Edmilson atiende a Raúl, con la rodilla izquierda rota, y Oliveira.
Edmilson atiende a Raúl, con la rodilla izquierda rota, y Oliveira.R. GUTIÉRREZ / E. FONTCUBERTA
Xavi abandona  el entrenamiento.
Xavi abandona el entrenamiento.AP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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