Pitos, patadas y puñetazos
Una durísima entrada de Roberto Carlos a Valdo, cuando éste progresaba por su banda, resumió el partido disputado anoche en el estadio Bernabéu.
Osasuna tuvo la pelota en terreno hostil y se apuntó el único disparo del primer periodo: un tiro de Webó que Casillas desvió a córner en el minuto 47. No hubo mucho más.
El Madrid fue incapaz de dominar el partido ante un rival que se quedó con diez desde el primer cuarto. Jugó mal y pegó duro. Pegar fue lo único extraordinario que hizo el Madrid. Roberto Carlos, el primero. Con su entrada lesionó a Valdo, que debió ser sustituido con el tobillo derecho invalidado.
El público, que llegó frío al estadio, esperaba encontrarse otra cosa. La propaganda anunciaba un salto cualitativo tras la destitución de Vanderlei Luxemburgo.
Señalado como culpable, el técnico brasileño, con cargos que iban desde el mal juego hasta el mal entrenamiento, la gente se dispuso a comprobar que con Juan Ramón López Caro la gloria sería restituida. Si no en todo, al menos en parte.
No ocurrió así. Posiblemente, el Madrid jugó su peor partido de la temporada. Con los minutos creció la intensidad de los pitos. La reprobación de la hinchada bajó de las gradas en cascada. El caudal creció poco a poco ante la evidencia dolorosa de que su equipo era incapaz de jugar bien.
El presidente del Madrid, Florentino Pérez, dijo esta semana en una universidad que había invertido 700 millones de euros en fichajes en las últimas seis temporadas. Osasuna se ha gastado menos de diez millones en el mismo periodo. Esta diferencia no se apreció ayer en el campo. Para pegar patadas no hace falta tener caché.
Si el Madrid pagó 29 millones de euros por Robinho fue para otra cosa. Sin embargo, el paulista también esgrimió ayer sus tacos: le dio una patada por detrás a Webó y vio la tarjeta amarilla de amonestación.
Los jugadores del Madrid repartieron patadas y puñetazos -Baptista sacudió un directo a la mandíbula de Raúl García en un córner, pero el árbitro no lo vio- en una guerra a la que Osasuna no tardó en entrar.
Puñal encabezó la carga al asestar un codazo a Roberto Carlos en la cara. El medio centro navarro actuó para vengar a Valdo y fue expulsado. Dejó a su equipo con uno menos. De paso, Roberto Carlos aprovechó el incidente para ponerse a teatralizar.
Y así discurrió el partido. Un espectáculo entrecortado y chusco al que muchos prefirieron no asistir. Anoche, el Bernabéu no se llenó. Un detalle que empieza a no ser noticia.
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