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Reportaje:

De Qatar a Jerusalén

Luis Fernández, nuevo director técnico del Betar, el club de la derecha judía, propiedad de un magnate ruso

El impetuoso Luis Fernández, últimamente al frente del Al-Rayyan, de Qatar, comienza ahora una nueva andadura en otra Liga de fútbol menor, pero llena de pasión. El entrenador francés nacido en Tarifa (Cádiz) que dirigiera al París Saint Germain, el Athletic y el Espanyol, entre otros equipos, y fuese destacado centrocampista de la exquisita selección tricolor de los años 80, asume el cargo de director técnico del Betar, de Jerusalén, un club que marcha en la tercera posición del campeonato israelí, aunque a nueve puntos del líder, el Maccabi Haifa. Ha firmado por una temporada renovable y cobrará 600.000 euros de ficha anual.

"Necesitamos una imagen profesional y asesores de calidad con experiencia internacional. Por eso hemos contratado a Fernández", declaró el presidente del club, el multimillonario ruso Arkadi Gaidamak. El preparador, que ofreció una conferencia de prensa junto al propietario de la entidad, añadió: "Me he comprometido por un año, renovable en función del trabajo que se haga. Amo este país. Estoy muy vinculado a Israel". A Fernández, que ha prometido convertir al Betar en "una marca internacional", le acompañará como colaborador el brasileño Rai, según informaba ayer el diario Haaretz. El actual entrenador, Ton Caanen, no las tiene todas consigo para continuar en el banquillo.

A Fernández no le aguardan excesivas sorpresas en su nuevo destino, donde no carece de amistades. No en vano estuvo casado con una judía francesa con familia en Israel y sus visitas a este país han sido frecuentes. Pero, pese a todo el entusiasmo que aportan los equipos israelíes, a la Liga le falta al menos un peldaño para alcanzar la calidad de la mayoría de las competiciones europeas. Cualquier jugador que destaca -quien levanta pasiones hoy es Benayoun, el ex del Racing que ahora juega en el West Ham, inglés- acaba por emigrar antes o después al extranjero.

La política es también marca de la casa de una institución que fue fundada en 1923 por el dirigente derechista Zeev Jabotinsky, prócer del Likud, partido que hoy gobierna el Estado judío. El Betar toma el nombre de las juventudes de la Alianza de Sionistas Revisionistas, embrión del conservador y nacionalista Likud.

Jabotinsky, cuyo programa fijaba la creación de un Estado en todos los territorios palestinos del mandato británico, colaboró con algunos movimientos terroristas israelíes, Irgun y Lehi, de los que surgieron dos futuros primeros ministros en los decenios de los setenta y los ochenta: Menahem Begin e Isaac Shamir. El club es conocido por tener una hinchada fanática que se prodiga en permanentes consignas racistas y antiárabes. "Éste es un fenómeno que no es exclusivo de Israel. También se da en los estadios de España e Italia", afirmó Fernández, restando importancia a este asunto.

El Betar está cortado, salvando todas las distancias, siguiendo el patrón del Chelsea, inglés. El magnate Gaidamak, desconocido en ámbitos futbolísticos israelíes hasta que el pasado agosto compró el club de la ciudad santa, se propone emular a su compatriota Roman Abramovich. Gaidamak, que ha tenido problemas con la justicia francesa, también se hizo recientemente con el control del Hapoel Jerusalén, de baloncesto..

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