Una ola se traga al 'Movistar'
El barco español, que abandona la primera etapa, y el 'Piratas del Caribe' sufren sendas averías
"Íbamos lanzados junto al ABN AMRO 1, con más de 60 millas de ventaja sobre los demás, sin presión, saltando olas, pero, de repente, al saltar una, nos encontramos con otra pequeña y oímos un crujido". Así relataba ayer Xabi Fernández, trimmer del equipo español Movistar, el momento en que el barco se averió, sobre las siete de la mañana, en la latitud de Lisboa. Se trata de una rotura estructural que afecta a la carga de trabajo de los hidráulicos de la quilla pivotante. Éste es el talón de Aquiles de estas embarcaciones: la quilla pivotante. De seguir en la prueba, habría supuesto un riesgo para la tripulación. Así que el patrón, el holandés Bouwe Bekking, decidió poner rumbo a tierra. Esta noche se espera su llegada al puerto de Cádiz para ser reparado. Eso supone la retirada de la primera etapa, pero no de la carrera. El Movistar tratará de incorporarse a la regata costera de Ciudad del Cabo el 26 de diciembre, antes de la segunda manga larga, de Suráfrica a Australia, en concreto a Melbourne.
"Íbamos lanzados, saltando olas, pero llegó una pequeña, chocamos y oímos un crujido"
El golpe fue muy duro para el conjunto español, pero no es definitivo: quedan ocho etapas largas, seis costeras y muchos puntos por delante. El ganador de Ciudad del Cabo sumará siete puntos; el segundo, seis; el tercero, cinco, y así sucesivamente. Claro que no van a llegar todos. El Piratas del Caribe, estadounidense, otro de los favoritos, también se averió en la noche del domingo y puso rumbo a Cascais, en Portugal, para ser reparado. En realidad, todos los participantes sufrieron el temporal del Atlántico, con olas gigantes en un mar embravecido y vientos de más de 40 nudos.
Desolado, Pedro Campos, director deportivo del Movistar, trataba anoche de encontrar un resquicio para el optimismo. No era fácil. Su equipo había dado media vuelta al mundo sin problemas como parte de su plan de entrenamiento; había batido el récord de velocidad (530 millas en 24 horas); había construido su barco, de la clase VO 70, en los astilleros más fiables, los australianos, bajo la dirección del diseñador más prestigioso y experimentado, el neozelandés Bruce Farr; había elegido una tripulación muy reconocida... Y, sin embargo, el Movistar se rompió a las primeras de cambio, crujió apenas 12 horas después de zarpar del puerto de Vigo despedido con grandes honores por cientos de miles de espectadores.
"Esto confirma", afirmó ayer Campos, "que son los barcos más frágiles y más extremos y que ésta va a ser la Vuelta al Mundo más dura de la historia". Por supuesto que el veterano regatista no se da por vencido. "Queda el 90% de los puntos. Queremos que llegue el barco a puerto para ver qué tiene exactamente y repararlo lo antes posible", añadió.
Los veleros más rápidos son también los más frágiles. La tentación, a veces irresistible, de primar la velocidad ante la resistencia empezó a cobrarse las primeras víctimas. No serán las únicas. El Piratas del Caribe fue el primero en caer: empezó a entrar agua en la nave después de haberse roto algo cerca de la caja de la quilla. También como consecuencia de un salto fuerte contra una ola. No obstante, todavía confía en reincorporarse a esta primera etapa tras una reparación rápida en Cascais.
El único que salió completamente ileso a la primera noche de perros fue el holandés ABN AMRO 2, que lideró la prueba durante toda la jornada de ayer. Curiosamente, es la tripulación más joven de las participantes y logró navegar 504 millas en 24 horas, con una media de velocidad de 21 nudos, a tan sólo 20 millas del récord del mundo del Movistar. Marcharon por delante incluso de sus hermanos mayores, el ABN AMRO 1, cuyo patrón, Mike Sanderson, contaba ayer cómo se salvaron milagrosamente después de ser azotados por una golpe de viento de 38 nudos. "El barco perdió totalmente el control y Tony Mutter y Jan Dekker fueron barridos con tanta fuerza que arrancaron el pedestal de la caña". El velero holandés sufrió muchos desperfectos, pero ninguno de gravedad y pudo seguir pisándole los talones a su hermano pequeño.
El tercero en discordia era anoche el Brasil 1, patrocinado por Caixa Galicia y dirigido a la caña con frecuencia por Roberto Bermúdez. Su navegante, la australiana Adrienne Cahalan, relató ayer la anterior noche infernal: "El mar estuvo con olas de seis o siete metros, por lo que dormir y comer fue imposible. Somos muy conscientes de la naturaleza salvaje de estos barcos y nos adaptamos a ella. Por eso la flota se ha desperdigado como lo ha hecho. Cuando el viento decrezca en los próximos días, veremos otro tipo de carrera".
Al retrato de la primera jornada a bordo también contribuyó Neal McDonald, el patrón del Ericsson, sueco, que era cuarto: "Con la oscuridad llegó el viento. Empapados de arriba abajo y tras mucho esfuerzo físico, apenas pudimos dormir. Estamos lejos del líder, pero a otros les ha ido peor. Ha sido una noche dura para todos. Mañana será otro día".
En efecto, una primera noche terrible para todos en la que el quinto clasificado, el australiano Sunergy and Friends, a más de 200 millas del primero, se desvió hasta Madeira para reparar algunos desperfectos con el consuelo de seguir en la carrera. De momento.
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