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El TNC alza el telón con Lope como muestra de "normalidad" cultural

'El castigo sin venganza', de la Compañía de Teatro Clásico, en cartel hasta el 23 de octubre

La Compañía Nacional de Teatro Clásico, encabezada por Eduardo Vasco, inaugurará el próximo jueves la 10ª temporada del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) con El castigo sin venganza, de Lope de Vega. El montaje, dirigido por el mismo Vasco, permanecerá en la sala grande del TNC hasta el 23 de octubre. El director del TNC, Domenech Reixach, señaló ayer que el acuerdo con la compañía de Teatro Clásico para llevar a escena un lope en castellano es un ejemplo de "normalidad" cultural.

Entre los protagonistas, Arturo Querejeta, habitual en la compañía desde que la fundó hace 20 años, Adolfo Marsillach y Clara Sanchis, que regresa al teatro barcelonés tras su aplaudida interpretación en El lector por horas.

Lope de Vega tenía 79 años cuando escribió El castigo sin venganza, excepcional tragedia que pertenece al ciclo de su producción dramática conocido como de senectute. Es la época más amarga del genial escritor español, marginado en su vejez por unos cortesanos que preferían las piezas de dramaturgos en plena pujanza, como Calderón de la Barca o Tirso de Molina. No obstante, cercana la muerte, el autor de El caballero de Olmedo no se rinde. En esta ocasión se inspiró de nuevo en un relato de Historias trágicas ejemplares, de Mateo Bandello, un truculento best seller de la época del que también echaron mano para sus dramas Shakespeare y Marlowe, entre otros muchos. La obra narra la historia de Casandra, interpretada por Clara Sanchis, una bellísima noble que se ve obligada a casarse por razones políticas con el díscolo duque de Ferrara, estadista italiano al que da vida el actor Arturo Querejeta. Llamado a una guerra religiosa por el Papa, el duque abandona durante cuatro meses el hogar. En su ausencia, Casandra se sentirá pronto atraída por su hijastro, el conde Federico. Juntos vivirán un romance clandestino que concluirá sangrientamente a manos del iracundo esposo y padre engañado.

El peso de la honra, la religión como tapadera de los abusos del poder, el mal gobierno, el amor trágico y la necesidad de mantener la reputación sin mancha son algunos de los motivos recurrentes de la obra, muy alejada de los felices escarceos amorosos de capa y espada que Lope escribía en su juventud. "Sorprende que Lope castigara aquí a los amantes, con los que siempre fue muy benevolente en sus obras. Su visión del amor ha cambiado con los años. En su vejez, lo percibe como una fuerza fatídica que subyuga a hombres y mujeres", apuntó ayer el director.

Como las referencias históricas de El castigo sin venganza son mínimas e imprecisas, Eduardo Vasco trasladó la acción de la pieza a la Italia de la década de 1930 para subrayar su contenido político. "El duque de Ferrara vive como un soltero vicioso, aunque la Iglesia le considera un modelo y le nombra general de sus tropas. Una vez casado, pasa del papel de cornudo a ejecutor de una terrible venganza para salvaguardar su honor y la jerarquía establecida", dijo ayer el director en la presentación del montaje. "Lope no anota cuándo pasa la acción. Nunca se caracterizó por su rigor histórico. Hizo una obra atemporal y hemos jugado con esa baza. El espectador verá en escena una evolución dramática que va del jardín bucólico que acoge a los amantes hasta la Italia fascista de las camisas negras", añadió.

De la escenografía se ha encargado el pintor José Hernández, que ha creado un espacio intimista y de gran desnudez en el que reina un piano. Como banda musical, piezas desoladoras de Gabriel Fauré interpretadas por el pianista Ángel Galán. Vasco describió el espíritu melancólico del montaje refiriéndose a un célebre cuadro de Poussin: "En el lienzo se ve a dos pastores en la idílica Arcadia. Leen una inscripción de una lápida que dice: en la Arcadia también habita la muerte. Ésa era la idea".

La escala barcelonesa de El castigo sin venganza es fruto de un acuerdo de colaboración entre el TNC y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura. Así, en correspondencia al convenio, la producción del TNC Fuente Ovejuna se representa actualmente en el teatro Pavón de Madrid, sede provisional de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. El director del TNC, Domenech Reixach, señaló que este acuerdo es un ejemplo de "normalidad" cultural.

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