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Entrevista:JOSÉ ANTONIO ECHENIQUE | Director de la Quincena Musical

"El conservadurismo del público es una hipoteca"

José Antonio Echenique (Torreón, México, 1951), director de la Quincena Musical donostiarra desde hace 27 años, vive estos días atrapado por la vorágine de la 64ª edición del festival: 86 conciertos y actividades marcados por el homenaje a Cervantes en el cuarto centenario de El Quijote y el 60º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, por el que hoy se traslada hasta Gernika. El festival mantiene su oferta de conciertos sinfónicos, lírica, danza y su ciclos tradicionales de música contemporánea o antigua. Con esa propuesta ya ha vendido 28.400 de las 30.500 entradas que puso a la venta.

Pregunta. La Quincena es el festival clásico más veterano de España. ¿No es ya hora de romper esquemas e innovar?

"Tenemos obligación de ser sociólogos de la cultura y llegar a toda la sociedad"
"El público va a las salas por las obras o los intérpretes, aquí y en Nueva York"

Respuesta. El momento adecuado para dar ese salto e impulsar el festival con imaginación y más recursos será cuando incorporemos el Teatro Victoria Eugenia, sobre 2007. Sueño con que entonces podamos programar más danza, algo más de ópera y teatro. No hay que olvidar que en los años 60 y 70 la Quincena tuvo una oferta teatral muy interesante.

P. La London Symphony designó en 2003 San Sebastián como sede de su academia de verano anual, proyecto que suponía un paso adelante en la internacionalización de la Quincena. ¿Qué ha ocurrido?

R. La London Symphony dará en 2006 dos conciertos fruto de esa relación, pero digamos que el proyecto fracasó por falta de financiación pública. Y es una pena de cara a esa internacionalización, porque hubiese supuesto tener en San Sebastián durante 20 días a 100 jóvenes de todo el mundo y profesores cualificados. Desde aquí lanzo la petición, tanto a la UPV como a Musikene, para crear entre todos unos cursos de música con un sello que nos diferencie de otros de Europa. Su fusión con el festival podría ser muy positiva.

P. Mikel Olaciregui programa para que cada espectador encuentre su película en el Festival de Cine. ¿Y usted?

R. Las organizaciones con una importante fuente de financiación pública, en nuestro caso del 55%, tenemos la obligación de ser sociólogos de la cultura y llegar a toda la sociedad, no sólo en cuanto a la oferta musical, sino también en lo económico. Por eso tenemos conciertos para todos los bolsillos y todos los gustos.

P. ¿Cuáles son sus servidumbres cuando programa?

R. Las instituciones nos han dado siempre total libertad. Lo que tenemos es un público muy conservador, con unos gustos muy definidos. Y le tengo pánico, porque en cuanto te sales un poco del esquema, a priori cuestiona, se desorienta. En esta edición hay, por ejemplo, tres grandes conciertos, el de la Orquesta Nacional de España y el Coro Easo el 22; el de la Sinfónica de Bilbao y la Sociedad Coral de Bilbao con el War Requiem de Britten, el 30, y la actuación de la Orquesta Gustav Mahler el 1 de septiembre, con un 25% del aforo todavía sin vender. El conservadurismo del público es una especie de hipoteca.

P. ¿Hay más?

R. Más que hipoteca, contradicción. Nos enorgullecemos de tener Musikene y no sé cuántas escuelas y luego sus alumnos no van a las salas. Habría que poner una asignatura de aprender a escuchar música.

P. ¿El público sigue acudiendo a las salas guiado sólo por los grandes nombres?

R. El público se guía o por las obras o por los intérpretes, pero eso ocurre aquí, en Nueva York, en Viena o en Berlín. Con todo, percibo un cambio. Hace 15 años la gente te preguntaba: "¿Quién viene este año?" Ahora se interesan por las líneas maestras del festival.

P. ¿Cómo explica que el Jazzaldia, de música también minoritaria, atraiga en cinco días a 106.000 espectadores y la Quincena en 2004 a 55.000?

R. Ellos programan en espacios que dan más juego. La música clásica tiene unas exigencias. No puedes hacer un concierto en la playa... Pero que Christian Zacharias atraiga con la Orquesta de Lausanne a 5.400 espectadores es ya un éxito. Son cinco victoriaeugenias. Hace años era impensable.

P. ¿El festival busca una apertura hacia lo no clásico, como se transmitió en la inauguración con el espectáculo rompedor de Rafael Amargo?

R. Queremos que el público se despierte y sea testigo de lo que hoy se está haciendo en el mundo del espectáculo.

P. ¿Ésa es ahora mismo su principal preocupación?

R. Mi gran preocupación es buscarme a un segundo de a bordo, con cultura musical, idiomas y mano izquierda.

P. ¿Piensa en jubilarse?

R. Siempre he dicho que me marcharé el día que no tenga imaginación o pierda la ilusión y no es el caso, pero tengo que buscar a un segundo.

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