Caos español en la piscina

El relevo español femenino de 4 x 200 metros libres se hundió al duodécimo puesto en las pruebas de clasificación celebradas ayer en la Isla de Santa Helena. No estar en la final de una de las carreras más accesibles fue la peor noticia posible para la natación española, que atraviesa una situación caótica. Si en el equipo español había alguien con jerarquía para nadar al mejor nivel eran las chicas del grupo que encabeza Erika Villaécija. Ganaron el oro en los Europeos de Madrid de 2004 y quedaron sextas en la final de los Juegos de Atenas. Ayer, el impulso se rompió. Fue la constatación de un desastre. La federación da síntomas de desgobierno.

Antes de la carrera, hubo nadadoras que increparon al presidente de la federación, Juan Gerardo Koninckx, por considerarlo un irresponsable. Al salir de la piscina, Erika Villaécija esta indignada: "No nos sentimos apoyadas por la federación. Nadie me ha felicitado por entrar a la final de 800. Al revés, el vicepresidente sólo ha declarado en la prensa que mi marca estuvo lejos del récord del mundo. Eso no me anima. Tampoco es estimulante que Koninckx sólo nos haya saludado de paso, y un par de veces, mientras comíamos, y que ahora se haya ido a España. ¡Justo ahora que empieza la natación se marcha de los Mundiales! ¿Por qué no se queda a ver toda la competición, como hizo con la sincronizada?".

Erika Villaécija, la mejor nadadora que hay en España, tiene sólo 20 años. Pero parece harta, como una veterana a la que pesan los años. En Canadá no sólo tiene que competir. Además, participa de las guerras internas de la federación, que se suceden cada día en todas direcciones. Su entrenador, Joan Fortuny, también tuvo algo que decir al salir de la piscina: "Me quieren echar. Ellos están en su derecho de rescindirme el contrato, vale, pero sólo pido seguir entrenando a mi grupo de nadadores en el CAR de Sant Cugat para seguir preparando los Juegos Olímpicos de Pekín 2008".

Hay nadadores que han sido seleccionados para Canadá sin estar en condiciones. Melissa Caballero, que desde hace meses da síntomas de un cansancio patológico, y a la que se le detectó un incremento del factor reumático en la sangre, nadó ayer el 4 - 200. No lo decidió ella. Lo decidieron los técnicos en un cónclave que reunió a Lluis Bestit, vicepresidente de la federación, Joan Fortuny, el entrenador, y Carles Subirana, el director. El mismo grupo decidió que el relevo estuviera encabezado por Tatiana Rouba y no por la más rápida, que es Villaécija. A partir de ahí, las españolas nadaron en las olas de las demás en un tiempo de 8m 11,24s. En Atenas hicieron 8m 02,11s. Para entrar en la final habrían precisado 8m 07,88s. La descalificación de Alemania por lanzarse antes de tiempo al agua tampoco ayudó mucho.