Sorpresas

1. Los que estuvimos contra la OTAN estábamos equivocados. Fue con buena intención, creímos que era lo mejor para España, pero nuestras predicciones apocalípticas no se han cumplido. Para colmo las bases militares se ven como una fuente de empleo. Así es que cuando los americanos anuncian que retiran un contingente de la Base de Rota se mira como una desgracia y se mide en el número de puestos de trabajo que se van a perder. Es posible que todos pensemos que lo mejor es que no haya ejércitos y que los dineros de la Defensa se dediquen a causas solidarias con el Tercer Mundo. Pero mientras esto no ocurre, mientras menos dinero nos gastemos nosotros tanto mejor. Que se lo gasten los norteamericanos. Malos tiempos para la lírica, el mundo lleno de juguetes rotos. La paradoja ha llegado al extremo de que sea motivo de felicidad que la Armada encargue nuevos barcos y que los astilleros de la antigua Izar, hoy Navantia, dependan del sector militar. Qué tiempos aquellos en los que los activistas del sector naval eran los más revolucionarios de España. Ahora la llegada del ministro de Defensa a la Bahía de Cádiz se ve como un acontecimiento de primera magnitud, porque va a encargar un buque de aprovisionamiento y combate, patrulleras y lo que haga falta. Como dijo Sanguinetti "el futuro no es lo que era".

2. Gran papelón del secretario general del PA regalándole al presidente de la Junta un mapa de Andalucía de cuando Tartessos. Enternecedor. De una ingenuidad casi entrañable. Quizás alguien podría regalarle a él uno de los de Campsa, que además los vende Elsa Pataki y viene la Andalucía de hoy día. Allí puede ver dónde están Huelva o Algeciras antes de que se le disuelva el negocio. Mientras tanto ¿dónde mandó imprimir el gran rey Argantonio ese mapa?

3. Sólo falta una sentencia condenatoria a Farruquito para que El Loco de la Colina lo convierta en un héroe de su programa.

4. La crisis de los asustaviejas de Cádiz lo que viene a señalar es lo lucrativo que resulta todo lo relacionado con el ladrillo y la colusión entre lo público y lo privado, los negocios hechos en un despacho del concejal de urbanismo y del marido de una concejala del PP que se ha convertido en todo un personaje de la ciudad. Mientras tanto, en el camino se ha quedado una concejala del PSOE que llegó en su día a ser viceconsejera de la Junta.