Dos grandes del toro fuera del ruedo

El Club Siglo XXI de Madrid rindió ayer homenaje a la fiesta brava con la presencia de dos triunfadores de la tauromaquia: el matador colombiano César Rincón y el ganadero español Samuel Flores, nervioso "como siempre por el miedo a defraudar" ante el compromiso de hoy en Las Ventas en la corrida de la Beneficencia. Uno y otro hablaron de sus experiencias delante y detrás del burladero, del toro y del futuro de la lidia.

Se da por sabido que se torea "como se es", pero en el caso de Rincón también es cierto que "se torea como se habla", conciso, elegante, sincero, con el mejor español que puede oírse en las tierras colombianas. Ayer, después de su sexta salida por la puerta grande de Las Ventas en la Feria de San Isidro, Rincón se confesó tan ilusionado como la primera vez, aquel 21 de mayo de 1991, cuando llegó casi por casualidad a Madrid superando comentarios despectivos del jaez: "¿Pero, quién es ese colombiano y qué pinta en la primera feria del mundo?".

Hoy es "un maestro de maestros", en palabras de Samuel Flores, lo que ruborizó al matador, incómodo entre tanto agasajo porque su mundo feliz "está en mi finca de Santa Cruz de la Sierra (Cáceres)" con los suyos y su ganadería del Torreón. Cuando se le trata como el "nuevo Arruza", el torero de América que vino a España a destapar las vergüenzas de más de uno, César Rincón se siente abrumado, pero gentilmente agradece "el halago" en medio del comentario ufano de la embajadora de Colombia, Noemí Savín, de que "Rincón es mejor que Carlos Arruza". No había ningún mexicano para llevarle la contraria, pero tampoco les importaría porque México ha adoptado a César como uno de los suyos y como tal le espera en la campaña del próximo invierno para dar la réplica iberoamericana a los toreros españoles en la Monumental de Insurgentes.

Para Samuel Flores, la fiesta brava pasa por un momento interesante, "porque algunos ganaderos trabajamos por mantener el toro con raza". ¿Raza? "Eso es, dice el ganadero, la perfecta combinación de la casta y la bravura". Y luego, filosofía sobre el cuidado del toro de lidia, "un animal único en el mundo", y enseña que el progenitor del torero actual fue Juan Belmonte, "creador del arte de la tauromaquia al combinar la técnica con la geometría". Terminó con un guiño a Rincón, que " ya es un torero de época, porque cada día se juega la vida".