"El gran Liverpool era tan simple como el propio fútbol"
Fue el integrante más joven de la saga fundadora del Boot Room, el minúsculo cuarto de las botas que cimentó la leyenda de Anfield. Allí se reunieron durante años los miembros del equipo técnico que formó Bill Shankly y que llevaron al Liverpool a conquistar cuatro Copas de Europa. Roy Evans, nacido en el barrio obrero de Bootle hace 56 años, jugó en las categorías inferiores del Liverpool y trabajó como técnico de los reds, sin solución de continuidad, desde 1969 hasta 2000. Relajado en Puerto Banús, donde tiene una casa, aprovecha la ocasión para recordar viejos tiempos y para hablar sobre los nuevos, del Liverpool que ha dirigido Rafa Benítez hasta otra gran final europea.
Pregunta. ¿Se imaginaba a este Liverpool en la final de Estambul al principio de la temporada?
"A Shankly no le gustaba entrenar. Era un entusiasta, hacía que cada día fuera un gran día. Tenía el don de hacerte sentir un pigmeo o un gigante"
"Benítez ha demostrado ser un tipo recto, pero debe comprender mejor la 'Premier' y la cultura local. Le recomendaría que fichase a un ex jugador como Rush"
Respuesta. No lo habría creído. Me parecía imposible.
P. ¿Cuál es el vínculo del equipo con la Liga de Campeones?
R. Ganamos la Copa de Europa cuatro veces entre 1977 y 1984. La primera temporada que no llegamos a la final me fui de vacaciones y puse la tele para verla. De pronto, ahí estaba ese trofeo y me dije: 'Ésa es nuestra copa'. Cuando te pasas diez años ganando un título o alcanzando la final, tienes esa mentalidad. Para colmo, la sentía como mía porque cada vez que ganábamos hacíamos un paseo por Liverpool en un autobús sin techo y luego yo me llevaba la copa para casa. Mis hijos dormían con ella: querían echar un vistazo a lo que había dentro.
P. A usted le tocó hacerse cargo del banquillo en una época de depresión. Después de la tragedia de Hillsborough, donde 196 hinchas murieron aplastados en 1989.
R. Durante 20 años tuvimos lo mejor que puede dar el fútbol: campeonatos, copas y trofeos europeos. Pero también tuvimos lo peor. Heysel y Hillsborough fueron acontecimientos muy traumáticos que demostraron que el fútbol es algo secundario. Que aquella frase que patentó Shankly -"el fútbol no es cuestión de vida y muerte, es mucho más grande que eso"- no era verdad. Cuando cosas así ocurren, el fútbol es sólo fútbol. Y tal vez, para la gente de Liverpool sea su vida, lo que le ayuda a sobrellevar los años.
P. ¿Qué opina del equipo actual?
R. Creo que es un placer ver el cambio de estilo que ha traído Rafa. Porque Gérard Houllier [predecesor de Benítez] hacía planteamientos excesivamente fundados en el contragolpe. Era demasiado defensivo en casa y eso no es para el Liverpool. Allí la gente quiere ganar, pero quiere hacerlo con su estilo. Y Rafa está comenzando a conseguir la mezcla adecuada entre el viejo estilo del club y algo más elaborado defensivamente. Por este camino, se convertirá en una leyenda si consigue la Copa de Europa. Pero, de todas maneras, tendrá que ser mejor en la Premier League.
P. ¿Qué defecto destacaría del trabajo de Benítez?
R. El problema de Rafa es que conoce la Liga de Campeones, pero no conoce todavía la Premier League. ¡Y lo ha dicho! A la gente le gusta esa honestidad. A Rafa se le ha visto mezclarse con los aficionados en los bares, ha hablado con muchos de ellos y nunca ha buscado excusas. Si juegas mal, la gente de Liverpool quiere que lo admitas. Debes ser recto y Rafa ha demostrado serlo. Ahora, lo que le falta es aprender algo más de la cultura local y del campeonato. Para eso yo creo que no hay nada mejor que un ex jugador. Alguien que sepa cuánto significa el club, alguien que conozca la mentalidad de la gente de Liverpool y que le eche una mano en la competición para que no cometa errores como el que cometió en la Copa. Le vendría bien alguien como Ian Rush.
P. ¿Le recomendaría que retomara aquella cultura del Cuarto de las Botas, cuando había una continuidad y los jugadores terminaban en la dirección del club?
R. Esa continuidad por sí sola no es recomendable. Sólo si tienes la gente adecuada. Y en aquel tiempo era así. El Boot Room era un pequeño cuarto con botas, cerveza, café, té..., donde Shankly, Fagan, Paisley, Moran..., una serie de tíos con una mentalidad muy abierta, hablábamos de fútbol. Pero todo era muy simple. No había ninguna clase de disfraz.
P. ¿Cómo calificaría aquella reunión legendaria de técnicos?
R. Bob Paisley era alguien que conocía muy bien a los jugadores y un detector de talentos fabuloso. Joe Fagan, que estuvo 30 años en el club, era un hombre rocoso que ejercía gran influencia. Se hacía lo que él decía. Ronie Moran era el sargento malo. Y yo era el policía bueno. Si alguien necesitaba un brazo alrededor del hombro, ahí estaba yo; si necesitaba una patada en el culo, ahí estaba Ronie.
P. ¿Escuchaban al jugador?
R. Es lo natural. Los jugadores son los que juegan y debes escucharlos. A veces no nos poníamos de acuerdo y a veces cometíamos errores. Pero ésa es la belleza del fútbol: es un juego en el que no hay nadie infalible.
P. ¿Cómo era Shankly?
R. Shankly era... A él no le gustaba entrenar. Pero tenía el don de hacerte sentir un pigmeo o un gigante. Era un entusiasta. Hacía que cada día fuera un gran día. Porque cada día era un gran día para Shanks. Y cada uno de nuestros jugadores, un gran jugador. Hacía que la gente se sintiera capaz de afrontarlo todo y le bastaba una palabra para volverte muy pequeñito. Podía ser duro, pero no levantaba la voz. Y, como mánager, si tenía que tomar una medida se la comunicaba a Paisley para que la ejecutara: 'Bob, este chico está jugando mal; hay que hacer algo'. No era un hombre de grandes discursos. Más bien, de sentencias cortas. Era genuino, simple. Y fue en base a esa simplicidad que construyó el Liverpool competitivo y exitoso que guardamos en la memoria. Aquella frase suya de 'pásale la pelota a la camiseta roja que tengas más cerca' puede parecer una tontería, pero habla de la simplicidad esencial de este juego.
P. ¿Cómo se trabajaba la táctica hace 30 años?
R. Las charlas de Shankly, como las de Paisley, eran muy sencillas. Shankly no entraba mucho en la cosa táctica. Era un motivador. Y claro que hacíamos un trabajo táctico y se lo mostrábamos a los jugadores en la pizarra para luego ponerlo en práctica en el campo. Pero no íbamos muy lejos. El trabajo físico era fundamentalmente con la pelota y dedicábamos las jornadas a practicar los pases. Hacíamos muchos partidos en campo reducido, cinco contra cinco, a un toque, a dos toques... Mientras tanto, la mayoría de los clubes dedicaban muchísimo tiempo a la parte física, a escalar montañas de arena y todo eso. El ideólogo de esta insistencia en los métodos más simples fue, más que Shankly, Joe Fagan. Fagan había jugado en el Manchester City y tenía sus propias ideas. Y estas ideas iban en contra del sistema de la FA [la federación inglesa]. Shankly lo apoyaba porque siempre le gustó ir contra el establishment.
P. ¿Qué recomendaba la FA?
R. La FA hablaba de balones largos, de posiciones de máxima oportunidad, y de jugar como se entrena, como si la identidad de cada equipo fuera algo impuesto por el técnico. Esto conducía a que todos perdieran su identidad. Pero el fútbol no es eso. El fútbol son jugadores expresando su habilidad. A los jugadores les decíamos dos cosas: primero, '¡hey!, si ves que puedes hacer algo por tu cuenta, ¡hazlo!'; y segundo, y más importante, 'disfruta del partido. ¡Pásatelo bien!'. ¿Para qué comprar grandes jugadores si luego les tienes que explicar cómo se juega?
P. ¿Se refiere a algún técnico?
R. A Houllier. Compraba jugadores y luego su sistema era tan rígido que hasta llegó a impedir que Riise subiera al ataque. ¡Riise debe subir al ataque! No se puede ser tan dogmático. En el fútbol hay reglas, por supuesto, pero no pueden impedir que la gente se exprese. El Madrid es un ejemplo de lo que significa un equipo equilibrado y cómo se puede romper ese equilibrio. Cuando tenía a Makelele, Makelele se expresaba como jugador tal y como era, sin sacrificar su naturaleza. Era feliz. Y a su alrededor se expresaban Figo, Zidane y Ronaldo, que jugaban sin preocuparse por ir contra su naturaleza. Desde que Makelele se fue, esa libertad no se ha vuelto a ver. En el fútbol español se toman muchas decisiones políticas.
P. ¿Por qué el Liverpool fue tan distinto al resto de clubes ingleses?
R. No había un mercado mundial. Básicamente, traíamos jugadores de Gales, Escocia, Irlanda e Inglaterra y los mezclábamos con los chicos de la ciudad.
P. ¿La cantera es tan necesaria?
R. Probablemente yo esté pasada de moda, pero si el equipo estuviera compuesto íntegramente de extranjeros no me interesaría en absoluto. El aficionado medio se siente identificado con Carragher porque creció en el mismo barrio, porque fue al colegio con él y porque sabe que Carragher, como pasa con los jugadores locales, es el que va a darlo todo cuando las cosas se pongan feas.
P. ¿Por qué perdió el Liverpool el potencial financiero que tenía?
R. Tardó en capitalizar el éxito y cambiaron los tiempos. Ese intento por preservar la idea de club familiar es la causa de la diferencia económica entre el Liverpool y el Chelsea o el Manchester.
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