Chen Yifei, el pintor del realismo romántico chino
Chen Yifei, uno de los pintores y artistas más reconocidos de China, aseguró una vez: "La vida es como un largo viaje con muchas estaciones. A veces tienes que detenerte para descargar o cargar algo para la próxima estación". El tren en el que viajaba Chen se detuvo para siempre el pasado día 10 en Shanghai. El creador de lo que él mismo denominó "el realismo romántico" falleció a los 59 años a causa de una hemorragia gástrica tras ingresar en el hospital Huashan aquejado de fuertes dolores.
En los últimos años, Chen había diversificado su actividad al diseño de interiores, la moda, la publicación de revistas y la dirección cinematográfica. Su muerte ha interrumpido el rodaje de El peluquero, una película que estaba realizando sobre una trágica historia de amor ambientada en la década de 1920.
Chen, considerado uno de los pintores al óleo más famosos de China y cuyos trabajos se encuentran entre los primeros en ser exhibidos y vendidos en Occidente, nació en 1946, en Zhenhai, en la provincia costera de Zhejiang. En 1965, se graduó en la Escuela de Arte de Shanghai, y comenzó a centrarse en el óleo, en un país marcado por la tradición de la pintura con tinta china.
La calidad de sus obras le convirtió en uno de los artistas preferidos por los líderes comunistas. De sus pinceles salieron retratos que glorificaban a Mao Zedong, el fundador de la República Popular China, y lienzos revolucionarios de gran tamaño. Sirvió de puente entre el arte de la Revolución Cultural y el arte contemporáneo occidental. Pero, a pesar de sus conexiones con el partido, fue acusado durante este periodo trágico de "prácticas capitalistas". También pintó para empresarios extranjeros, como el magnate petrolero Armand Hammer, quien en una ocasión regaló uno de sus cuadros a Deng Xiaoping, el arquitecto de la reforma china.
Chen obtuvo autorización de las autoridades para trasladarse a Nueva York, donde vivió entre 1980 y 1990. El pintor solía contar que llegó con 38 dólares a Estados Unidos, obtuvo un master en Arte por la Universidad Hunter y trabajó como restaurador y pintor. Fueron años que le trajeron fortuna y le permitieron descubrir el refinamiento y el estilo que marcarían su vida cuando regresó a Shanghai.
A partir de entonces, se dedicó a llevar un poco de estética a una sociedad que durante décadas vivió de espaldas a ella. Comenzó a hacer cine, abrió una galería de arte, creó marcas de ropa y se convirtió en agente de varias modelos.
En 1991, una de sus obras maestras -Melodías persistentes del río Xunyang- fue subastada en Hong Kong por más de 160.000 dólares, un récord entonces para un óleo chino. Pocos días después de fallecer, su viuda denunció que 13 pinturas sobre porcelana habían desaparecido de su taller de Shanghai.
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