Vinokúrov se lleva la 'decana'

Los campeones de antes, Anquetil, Merckx, Hinault, solían ganar la Lieja-Bastogne-Lieja después de una larga contrarreloj en solitario, un arranque de inspiración y genio, en la que se transformaban en fuerzas demoledoras que desmigaban y rendían a cualquier pelotón que se les pusiera por medio.

De los corredores del ciclismo del siglo XXI, huérfano de megacracks, Jens Voigt, alemán del CSC, de 33 años, y Alexander Vinokúrov, kazajo del T-Mobile, de 31, son quizás los que más se alejan de la práctica actual, calculadora, económica, atentista, pragmática. No es, por tanto, extraño que ambos corredores, poderosos, infatigables y, sobre todo, generosos en el esfuerzo, se encontraran destacados del resto del pleotón de la decana de las clásicas, la más dura también, a 50 kilómetros de la meta y que, en vez de pensar en la probabilidad de ser cazados, prosiguieran con la esperanza de agotar a sus perseguidores.

No fue tanto una contrarreloj individual como un Baracchi -célebre y desparecida prueba por parejas- la que entablaron ambos ciclistas desde la cota de la Vecquée, antes de La Redoute y después del duro trío Wanne, Stockeu, donde el monumento a Merckx, y Haute Levée. Fuga armoniosa que sólo se rompió en la última curva, cuando Vinokúrov adelantó su Giant Magenta unos metros por delante de Voigt.