Raro, raro, raro...
Ya es raro que el primer toro acabara con los dos pitones escobillados antes de entrar al caballo. Pero no fue el único; también el sexto lució flores en la cabeza.
Pero más rara fue la actitud de los toreros ante una corrida de categoría, de toros cómodos de pitones, nobilísimos y de largo recorrido. Temerosos, sin sitio, impotentes... Tres pegapases insulsos, sin recursos ni ideas, agobiados, ventajistas, conformistas e inseguros.
César Rincón se mostró torpe e incapaz, a pesar de que el segundo lo brindó a la concurrencia y se esforzó en recuperar un sitio que parece tener perdido. Se mostró como un torero abúlico, sin ilusión, con una actitud de resignación impropia de su categoría. Extenuado llegó su primero a la muleta, y Rincón lo pasó, que no toreó, despegado y mal colocado. Una tanda de redondos largos y ligados fue lo único destacable en el cuarto, con el que tardó un mundo en acoplarse. Todo quedó, al final, en un quiero y no puedo decepcionante.
Jandilla / Rincón, Conde, Rivera
Toros de Jandilla -el 4º, devuelto-, justos de presentación, nobles y blandos; al 6º se le dio la vuelta al ruedo. Sobrero de Núñez del Cuvillo, áspero y encastado. César Rincón: estocada (silencio); pinchazo -aviso- y bajonazo (silencio). Javier Conde: bajonazo (pitos); bajonazo (bronca). Rivera Ordóñez: dos pinchazos y estocada (silencio); estocada baja (dos orejas). Plaza de la Maestranza, 14 de abril. 14ª corrida de feria. Lleno.
De Conde habría que decir que no le llegó la inspiración, que es la mejor excusa de los mal llamados artistas. Pues antes que la inspiración está la vergüenza torera. Mal sin paliativos, no quiso o no pudo ver a ninguno de los suyos.
Desangelado e indeciso también Rivera en su primero. En el último llegó el triunfalismo de un público feriante y un presidente incompetente que se rindieron ante un torero que estuvo muy por debajo de la extraordinaria casta y nobleza del toro Virtuoso -fijo en los caballos, al galope en banderillas y recorrido en la muleta-. Rivera hizo una faena de intermitencias, acelerada, despegada, con abuso del pico y escaso temple.
Fue, eso sí, la tarde de los banderilleros: saludaron Paco Peña, Óscar Reyes -éste en dos toros-, Paco Arijo, Joselito Gutiérrez y Juan García.
Rivera salió a hombros. Quién te ha visto y quién te ve, Maestranza. Raro, raro, raro...
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