Calixto Bieito estrena en Hannover su primera incursión en la ópera verista

El hombre posmoderno vive inmerso en un mundo virtual en el que los límites entre lo real y lo ficticio, lo privado y lo público, se difuminan. La desintegración de las fronteras entre realidad y ficción en la actual sociedad le sirve a Calixto Bieito como base dramática para la puesta en escena de Cavalleria rusticana e I Pagliacci, la primera incursión en la ópera verista del director de escena español. Bieito realiza un juego de espejos entre las dos óperas en una insólita versión que mezcla ambas historias y las unifica en un montaje que se estrena mañana en la Ópera de Hannover (Alemania).

Cavalleria rusticana e I Pagliacci abordan un historia común en la que el amor, el odio y los celos desembocan en un asesinato. La primera es una historia ficticia que Pietro Mascagni tomó de un relato corto de Giovanni Verga; la segunda narra un hecho real ocurrido en Calabria, publicado en los periódicos y de cuyo proceso el padre de Ruggero Leoncavallo, autor de la ópera, fue el juez. En el prólogo de I Pagliacci, Tonio, el bufón de una compañía de actores ambulantes, canta antes de que el telón se alce: "El autor ha intentado aprehender un trozo natural de la vida: su máxima es que el artista es un hombre y es para él, como tal, para quien debe escribir. Por ello se inspira en la realidad". Fue este prólogo el que dio a Calixto Bieito la clave para abordar las dos óperas desde la perspectiva del mundo actual, en el que los límites entre realidad y ficción están en proceso de desintegración, para realizar un experimento dramatúrgico que, afirma, no sabe si "funcionará o será mi próximo error".

"La historia es la misma en una y otra ópera. Dos historias paralelas protagonizadas por dos parejas, un profesor universitario y su esposa y un guardia de seguridad y su mujer, interpretadas por los mismos cantantes, que se entremezclan en una narración abierta sin claves que permitan al público distinguir si lo que sucede es real o un sueño", explica el director de escena. "Es una forma de interpretar el verismo desde una óptica actual y usando una temática, la confusión entre realidad y ficción, recurrente en la literatura española clásica con ejemplos notables en El Quijote, de Cervantes, o La vida es sueño, de Calderón de la Barca". Afirma Bieito que "adaptar y actualizar la dramaturgia de una obra teatral o una ópera sirve para que, por muchos años que tenga, aporte un significado para el público actual". Tras nueve meses sin haber dirigido un nuevo montaje operístico -el último fue un polémico Rapto del serallo, estrenado en junio del año pasado en Berlín-, el director considera que este montaje de Cavalleria rusticana e I Pagliacci supone una evolución en la concepción dramatúrgica de sus trabajos. "No renunciaré a lo más característico de mi estilo, el trabajo teatral con los cantantes, porque en el mundo de la ópera los cambios no son producto de las nuevas estéticas, sino de las interpretaciones. Es ahí donde se pueden introducir innovaciones. Pero, sí que hay en esta producción una complejidad dramatúrgica a través de una temática inédita en mis anteriores trabajos".

Ésta es la primera incursión de Bieito en la ópera verista. "Es un estilo que me gusta, con personajes más reales que los que habitualmente hallo en las óperas clásicas o románticas y que me permiten hablar de sentimientos desde la actualidad", confiesa. El contexto actual es para el director casi siempre una fuente de inspiración en sus montajes operísticos y teatrales que le llevan a trabajar más fuera de España que en su propio país, adonde regresará para dirigir en diciembre próximo una nueva versión de la ópera Wozzeck, que se estrenará en el Liceo de Barcelona y que también se verá en el Teatro Real de Madrid, coproductor junto a la Ópera Nacional de Letonia, la de Hannover y la de Houston. Fue en Estados Unidos donde Bieito debutó como director de escena en 1998 presentando en Nueva York La vida es sueño, que le catapultó internacionalmente.