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A PIE DE PÁGINA

Entrevistas

Las preguntas de los periodistas me aturden: no tengo ideas generales, normalmente no se me ocurre nada sobre casi nada, la cinta de la grabadora sigue girando y yo en silencio, los bolígrafos aguardan en el papel

-¿Qué piensa de?

y yo sin decir esta boca es mía porque me hablan de lo que no me interesa, de lo que nunca me había pasado por la cabeza siquiera, la certidumbre constante de que vivo en otra dimensión, en otro lado, el defecto, claro, no es de los periodistas, es mío, no tienen la culpa de que yo no sea de acá, que esté al mismo tiempo sentado aquí y husmeando no sé dónde, no sé qué, me voy, regreso, vuelvo a irme, me alejo

-¿Qué representa Europa para usted?

-¿Cuál es la importancia del aniversario de la publicación del Quijote?

Me hablan de lo que no me interesa, y de lo que no me había pasado por la cabeza, la certidumbre de que vivo en otra dimensión

-¿En qué medida ha influido en su escritura el hecho de haber sido médico?

y yo callado, acordándome del castaño, oyendo a las palomas ahí fuera, oyendo el chasquido de la grabadora cuando se acaba la cinta y la cambian por otra

-Un momento, no diga nada ahora

como si estuviese hablando y no lo estoy, estoy atento a un botón a punto de caerse de la camisa que tengo delante, al modo de moverse la boca, a los ojos que esperan sin que les entregue reflexiones inteligentes, puntos de vista, raciocinios profundos, explicaciones

-¿Cómo ve el futuro de la novela?

-¿Le afectó la intervención estadounidense en Irak?

-¿Cuál es su relación con Dios?

mientras, en la calle, alguien conversa a gritos, la furgoneta del dueño de la tienda de comestibles se cala y protesta, las palomas se mudan de alero en medio de un alboroto confuso

-En su opinión, ¿cómo se leerá lo que ha escrito dentro de cincuenta años?

normalmente hay un fotógrafo

-No se fije en mí, no se fije en mí

que desaparece detrás de la cámara a mi izquierda, a mi derecha, a mi lado, que reaparece midiendo ángulos, observando la luz

-¿Le importaría girar un poco la cabeza hacia la izquierda?

-¿Llevar la mano a su cara?

-¿Mirar la grabadora?

y yo con ganas de contarles que hoy vi a un hombre paseando a un gato sujeto a una correa como si fuese un perro, da la impresión de que estoy de vuelta en el instituto, donde no prestaba atención a los profesores, se acercaban fastidiados

-¿No has oído, so idiota?

y seguía sin oírlos, oía los plátanos del patio del recreo

-¿Cuál es la diferencia entre un plano y una porción de plano?

no es que odiase el instituto, es que no reparaba en él, giro un poco la cabeza hacia la izquierda, me llevo la mano a la cara, miro la grabadora recordando al vendedor ambulante de helados en la Praça José Fontana, el estanco que vendía cigarrillos sueltos, la señora de la edad de mi madre que arrimaba su pierna a la mía en el metro y me pellizcaba el suéter

(me daba miedo y tanto gusto a la vez)

qué representará Europa para mí, el aniversario del Quijote, el hecho de haber sido médico, los dedos de la señora apretaban los míos en la barra del vagón, autoritarios, suaves, la rodilla se me pegaba al muslo, su cabeza, más alta que la mía, me observaba desde arriba con una sonrisa lenta, la diferencia entre un plano y una porción de plano sin ningún interés, aparté el muslo y la rodilla persiguiéndome, tenaz, el pulgar me frotaba la muñeca, la certidumbre de que se iba a dar cuenta de mi corazón acelerado, cosas embarazosas que crecían en los pantalones cortos

-¿A qué atribuye la acogida internacional de su obra?

-¿Son importantes para usted los premios literarios?

-¿Coteja con los traductores la fidelidad al original?

los profesores me advertían al alejarse

-Me temo que acabarás mal

planos y porciones de plano mezclándose por dentro, el índice de la señora encontró las cosas embarazosas y se detuvo en ellas con la sonrisa lenta que crecía, crecía, su voz en un susurro

-Rubito

la segunda cinta de la grabadora y el chasquido marcando su final

-Un momento, no diga nada ahora

y mientras cambiaban la cinta las palomas de vuelta, el señor de la tienda de comestibles colocando las contraventanas, una risa de mujer, el fotógrafo

-No se mueva

y yo quieto, agarrado a una barra, con ganas de huir, con ganas de quedarme, mientras los profesores se acercaban, fastidiados

-El periodista ha preguntado cuál es tu relación con Dios, so idiota

redondeando una nota baja en rojo en la cartilla

-Siempre pensé que éste acabaría mal

y yo sonriendo de vuelta a la señora porque, cuando fuese mayor, cogería el metro de las ocho y me casaría con ella.

Traducción de Mario Merlino.

FERNANDO VICENTE

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