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Reportaje:

Estallidos casi en blanco

Los copos de nieve, inusuales en la capital castellonense, aderezan el encendido de las 'gaiates' de las fiestas de la Magdalena

María Fabra

Hasta las dos de la tarde aún se vieron algunos brazos. A partir de esa hora, apenas porciones de caras entre gorros y bufandas. Y es que el frío sólo respetó, en parte, el lunes de Magdalena. Hasta el punto de que, ya de noche, algunos no tuvieron problemas en perder algo de dignidad si, a cambio, lograban entrar en calor cubiertos con cualquier cosa que elevara las temperaturas del cuerpo. Incluso los copos de nieve hicieron acto de presencia entre las 19.00 y las 20.00. Algo completamente inusual en La Plana y más durante unas fiestas que suelen caracterizarse por el inicio del buen tiempo. Pero la dependencia del calendario litúrgico provoca esas cosas. Y el tercer domingo de Cuaresma ronda entre finales de febrero y finales de marzo o principios de abril sin que ningún mortal pueda hacerlo variar. Los termómetros no llegaron a los dos dígitos en ningún momento de la tarde. La nieve no cuajó. Tan sólo fueron unos copos que sin embargo provocaron, en lugar de rechazo, cierto atractivo. Fue justo minutos antes de que comenzara la celebración del acto de encendido de las gaiates, los monumentos alrededor de los cuales giran buena parte de las fiestas castelloneras y que se definen como un "esclat de llum sense foc ni fum". La encesa fue más puntual que de costumbre, quizá por los 4 grados que marcaba el termómetro. Aunque hubo algo de descoordinación en los encendidos y, como ya empieza a ser "tradicional", la megafonía funcionó sólo a medias. Al final, se encendieron todas, las 18. Se disparó la pirotecnia programada y las madrinas y damas aún tuvieron ganas de mostrar alguna sonrisa aunque no sus vestidos. Llum del brancal, Romeria de fadrell, Imatges de la festa, La tradició o Arrels gaiaters son algunos de los lemas de las gaiatas de este año, que en su mayoría mantienen el diseño barroco que las caracteriza. Resalta, como es habitual por sus diferencias, la de El Grau, realizada con trazos más modernos y que, en esta edición, representa las embarcaciones de fanals del distrito marítimo.

El lunes de Magdalena es un día dedicado especialmente a los niños. Así, por la mañana, se celebró el pregón infantil, una cabalgata que rememora antiguas escenas castellonenses con una amplia participación de niños. Poco después, tuvo lugar la primera jornada del XI Concurso de mascletaes, con la participación de la pirotecnia El Portugués de Villamarchante.

Sin embargo, ayer fueron especialmente importantes la música y el movimiento. La primera, porque provoca el segundo. Y el segundo, porque facilita calor. Quizá por eso, la subida al campanario, a El Fadrí, que anualmente organiza la Colla Pixaví, contó con una gran participación, ya que el ejercicio de subir las innumerables escaleras que lo separan del suelo pareció menos molesto con el frío. Todo pese a que durante el año se han programado visitas al campanario que, sin embargo, no restaron afluencia a la subida de ayer, en una cita que el año pasado congregó a cerca de un millar de personas. La música corrió a cargo de las charangas que, a mediodía, desfilaron por el centro de la ciudad y que, durante la tarde, fueron reclamadas para ser acompañadas por el movimiento necesario para entrar en calor. Las gaiates ya están encendidas. Casi lo hacen bajo un manto blanco, el que sí cubrió otros muchos municipios de la provincia de Castellón. Pero la Magdalena sigue teniendo en el verde su color oficial.

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