Comodidades y algo más en Lilly

Juan Pedro Herrera, director de Recursos Humanos de Lilly, recibe con "satisfacción" que los laboratorios estén entre los mejores entornos laborales de España. Es la tercera vez que figuran en la lista. "Esto es una prueba de fondo", dice, en la que el reto es "seguir trabajando" para que las personas sean la prioridad.

Pilar Díaz es analista de laboratorio y llegó a Lilly hace 15 años. "Para mí es un placer no tener que buscar aparcamiento y no venir a cuestas con la tartera". Los trabajadores tienen un autobús gratuito que les lleva desde casa al trabajo y un comedor subvencionado en el que el precio del menú varía según la categoría. Y más. La cafetería es una biblioteca, cada mañana una azafata reparte el desayuno, y hay un polideportivo corporativo.

La empresa tiene una plantilla formada en un 50% por mujeres y afirma que aprueba la conciliación de la vida familiar y profesional

Herrera coincide en que estas "comodidades" son agradables, pero precisa que "lo que realmente hace que una persona no venga al trabajo como al matadero es saber que en su empresa va a recibir un trato justo, que se respira un buen ambiente y que tienes un espacio para desarrollar tu vida y tu profesión".

Con más de 30 años de historia y una plantilla formada al 50% por hombres y mujeres, en Lilly la conciliación laboral y familiar es, según Herrera, una asignatura aprobada. Entre otros beneficios, las mamás tienen ayudas mensuales para guardería superiores a las del mercado y pueden reducir su jornada.

El departamento de personal está abierto a cualquier queja. Herrera admite que durante este año los trabajadores se han acercado sobre todo para mostrar su preocupación ante las deslocalizaciones. "Aquí tenemos muy claro que la información y la transparencia son la única medida de crisis posible", apunta. Pilar Díaz destierra un Lilly idílico: "Cuando algo no funciona, también nos lo dicen", matiza. ¿Alguna queja? "Va por rachas". Después bromea y dice que sí hay algo que mejorar: "Además de la prensa deportiva, podía llegar a la sala de lectura alguna revista de cotilleos".