El Ricoh Manresa deja en evidencia a un Barcelona bajo mínimos

Al Ricoh Manresa le sobró corazón y al Barcelona apatía. Los 16 puntos de ventaja del conjunto manresano ante uno de los grandes de la Liga ACB son la consecuencia del estado anímico de uno y otro. El Barça se dio cuenta de que el partido estaba en marcha cuando ya perdía por 17 puntos (30-13), tras la primera canasta del segundo cuarto. Los primeros diez minutos fueron un recital del conjunto local, que salió con una defensa en zona que superó claramente el tiro exterior azulgrana, y con una insólita efectividad desde el perímetro (5 triples en este cuarto y 28 puntos).

El maltrecho Barça de esta temporada no está para recuperar estas desventajas. El Manresa llegaba al partido tras haber perdido por lesión a su refuerzo de invierno, Schmitd, y con una supuesta afectación anímica tras cinco derrotas consecutivas a pesar de algunos buenos partidos. Los azulgrana, en cambio, acaban de incorporar a un hombre que les puede ser de mucha ayuda para lo que resta de temporada, Davis, y el jueves habían conseguido una importante victoria europea en el Palau. Pero el conjunto local continuó confiando en la lucha que le da carácter como equipo para afianzar sus victorias y los azulgrana llegaron con las sábanas pegadas a la fría mañana manresana. Los precedentes no pesaron.

Los hombres de Joan Montes no entregaron el partido a pesar de la amplia ventaja inicial e intentaron la remontada, pero se quedaron a un paso (a cuatro puntos) de poder ponerse por delante en el marcador antes de llegar al descanso y este factor sí que fue determinante. El Barça fue por detrás durante todo el partido y en el momento en que más ajustó el tanteador apareció Olivé, el base del Manresa, que firmó un partidazo tanto en el capítulo anotador como en la dirección del equipo. Sus puntos sirvieron para abrir una nueva brecha antes del descanso y en la reanudación completó una actuación espectacular, con 22 puntos, que contrastan con el cero que firmó ayer la tarjeta de un desconocido Ilievski.

Con Davis y Navarro llegaron los mejores momentos azulgrana. Intentaron mantener vivo a un conjunto triste, donde prácticamente no hubo diálogo entre compañeros, donde el último en llegar fue el que más agresividad puso. Los titulares no aportaron lo suficiente, y Montes no encontró recambios de solvencia en el banquillo.