Luis y Atkinson, dos mundos diferentes

Los ingleses están tan indignados por el abucheo a sus jugadores negros en Alcalá de Henares primero y en el Bernabéu después como con la actitud a su juicio demasiado condescendiente de la prensa española y la federación con las palabras de Luis Aragonés, a quien sitúan en el origen de los incidentes de esta semana. Para el fútbol inglés es inconcebible que Luis no haya sido despedido después de referirse a Henry como "negro de mierda". La explicación de que el técnico dijo esas palabras en privado, sin saber que era escuchado, y que en ellas hay que ver una manera de hablar sin intenciones racistas, no se comprende en un país en el que se considera que cada cual ha de asumir sus responsabilidades, sobre todo si se está en un cargo público.

El caso de Luis es muy parecido al protagonizado el año pasado por el célebre Ron Atkinson, el que fuera entrenador del Atlético de Madrid entre muchos otros equipos. Atkinson, que escribía para el diario The Guardian y comentaba partidos para la televisión ITV, estaba comentando al final de un encuentro, a micrófono cerrado, la mala actuación del defensa francés del Chelsea Desailly. "Desailly es lo que cuando yo iba al colegio llamaban un jodido estúpido negro

perezoso", dijo Atkinson. Su comentario se pudo oír en algunos países del golfo Pérsico, aunque no en el Reino Unido. Atkinson se disculpó de inmediato y se declaró sorprendido y avergonzado de sí mismo. Al igual que Luis, aseguró que no era racista, que tenía muchos amigos negros, que había promocionado a muchos negros en los equipos que tuvo bajo sus órdenes. A pesar de eso, ITV y la empresa editora del Guardian rescindieron de inmediato sus contratos con él. Desde entonces sigue siendo un apestado en el mundo del fútbol y ahora se está reciclando para intentar entrar en el mundo de las carreras de caballos. Nunca se ha presentado a sí mismo como el objeto de una campaña de prensa contra él.

15% de jugadores negros

El fútbol inglés no está libre de racismo, pero lleva más de 20 años luchando contra él. El "mono el que no bote" casi ha desaparecido y lo que preocupa es por qué, habiendo como hay una considerable población de color y un 15% de jugadores negros, apenas hay, sin embargo, entrenadores, árbitros y directivos negros y el público sigue siendo blanco en un 99%.

Los insultos racistas son denunciados sin contemplaciones, lo mismo si son contra jugadores ingleses (los recibidos en un Eslovaquia-Inglaterra en Bratislava en octubre de 2002), como si son de ingleses contra ingleses (Francia-Inglaterra en París en 2002), como si son de ingleses contra jugadores extranjeros (Inglaterra-Turquía en Sunderland en 2003).