La revelación alemana
El Wolfsburgo, propiedad de la Volkswagen y entrenado por el belga Gerets, es líder y sorpresa de la Bundesliga, aunque fue goleado el sábado
El Wolfsburgo, propiedad de la multinacional alemana del automóvil Volkswagen y equipo representativo de una pequeña ciudad de unos 120.000 habitantes, se ha convertido en la revelación de la Bundesliga y aún mantiene el liderato. No obstante, al Wolfsburgo le empiezan a temblar las piernas y ya el pasado sábado fue goleado (4-0) en Nuremberg.
Uli Hoeness, el mordaz director deportivo del Bayern, se ha tomado a broma el liderazgo del Wolfsburgo. El edificio del ayuntamiento de Wolsburgo, la pequeña ciudad de la Baja Sajonia fundada en torno a la fábrica de automóviles en 1938 cuando en Alemania mandaban los nazis, carece de un balcón para que el equipo de fútbol exhiba, llegado el caso, la ensaladera que le acredita como campeón. No se recató Hoeness en hacer escarnio de la buena marcha del equipo y prometió que si gana, él mismo pagará de su bolsillo la construcción de un balcón para que pueda saludar a la afición. La verdad es que el éxito del Wolfsburgo ha sorprendido a la propia empresa. El entrenador, el ex internacional belga Eric Gerets, declaraba antes de iniciarse la temporada que no habia "que exigir demasiado, sólo mejorar lo logrado el año pasado". Con Gerets, que se hizo cargo del equipo a finales de la temporada pasada cuando se encontraba amenazado de descenso, el Wolfsburgo fue décimo. El capitán, el defensa de 33 años Schnoor, reconoce: "No somos lo suficientemente buenos como para ser campeones de la Bundesliga".
Esta carencia de grandes objetivos no ha impedido que el Wolfsburgo llegue al liderato con una tropa variopinta de futbolistas de segunda fila, con la excepción del argentino D'Alessandro. El once inicial del equipo que este sábado salió goleado por 4-0 de su visita a Nuremberg, estaba formado por cuatro alemanes y una legión extranjera de siete futbolistas de seis países diferentes: dos de Argentina, D'Alessandro y Quiroga; el danés que jugó en el Sevilla Rytter; el holandés Hofland; el eslovaco Kahran, que jugó en el Betis; el guineano Thiam, que pasó sin fortuna por el Colonia y el Bayern, y el búlgaro Petrov. En el segundo tiempo en Nuremberg saltaron a la pradera otro argentino, viejo conocido en España, el delantero Klimowicz, que jugó en el Rayo y el Valladolid, y un defensa búlgaro desconocido llamado Biliskov.
Con estos mimbres Gerets ha conseguido formar el equipo sorpresa de esta Bundesliga. Las derrotas de sus tres últimas salidas -3-0 en el derby de la Baja Sajonia contra el Hannover, 2-0 frente al Bayern y el último 4-0 en Nuremberg- hacen temer que el liderato pueda ser efímero.El Wolfsburgo S.L. es una empresa filial del consorcio VW, que posee el 90% de la propiedad, y el 10% restante pertenece al club de fútbol. Se guarda secreto sobre las cifras, pero se estima que de los 50 millones de euros que cuesta al año el equipo profesional, VW aporta 20. El equipo lleva el logotipo de la marca en las camisetas y el estadio se llama Arena Volkswagen, construido en 2002 al lado de la factoría, con una capacidad para 30.000 espectadores. En el estadio se sientan los más altos directivos de VW y los dirigentes del sindicato IG Metall que cuenta con un palco propio. A pesar de que el equipo es líder, nunca se llena el estadio. Tarea difícil, porque el recinto, para llenarse, necesitaría que lo visitara uno de cada cuatro habitantes de esta ciudad. Los directivos del Wolfsburgo se justifican argumentando: "Si tuviéramos un estadio como el del Bayer Leverkusen se llenaría todos los partidos". El Leverkusen tiene un estadio renovado en 1999 con una capacidad para 22.500 espectadores todos sentados y bajo techado.
El Bayer Leverkusen es el modelo al que en secreto aspiran a imitar los directivos del Wolsburgo. Un equipo de empresa que, aunque nunca ganó la Bundesliga, consiguió llegar lejos en la Liga de Campeones e incluso disputó la final al Madrid. Para VW sería interesante pasear el logotipo por Europa.
Para conseguir este objetivo todo parece indicar que al Wolfsburgo le falta una larga marcha de consolidación. Sus directivos pusieron hace ya un par de temporadas la idea de establecer una colaboración con el River Plate de Buenos Aires. La idea inicial era crear en Argentina escuelas de fútbol patrocinadas por VW. Al comprender que esas escuelas existen ya en todas partes y no suponían una idea original, los directivos del Wolfsburg optaron por firmar el acuerdo con River Plate. La consecuencia es la llegada a esta pequeña ciudad de la Baja Sajonia de un ídolo como D'Alessandro, Menseguez y el centrocampista Ahumada. A éstos se unieron otros dos compatriotas, Quiroga y Klimowicz. Esto convierte a los argentinos en el grupo de presión más importante al que Gerets tiene que meter en cintura. Sobre todo, a D'Alessandro, que destaca tanto por su extrordinario juego como por su falta de madurez. El sábado en Nuremberg a los ocho minutos del partido, el centrocampista argentino arreó un amago de puñetazo a un contrario delante de las narices del árbitro. Consecuencia: tarjeta roja. Su equipo se quedó con diez, a merced del contrario y acabó goleado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.