Damià, estreno brillante
Rugía la grada de la Catedral y allí estaba él, Damià Pérez Abella, de 22 años, nacido en Olot (Girona). Le fichó Pere Gratacós para el filial y, ante su sorpresa, en San Mamés debutó con la camiseta del Barcelona en la Primera División. Oficialmente, su estreno se remite a Santa Coloma, donde en la prórroga del partido de la Copa del miércoles sustituyó a Navarro.
Sobre el césped artificial de la Gramenet sufrió la decepción de caer eliminado. Ayer, una peritendinitis en el talón de Aquiles de Belletti le abrió las puertas en un campo que impone y con el reto de frenar a Ezquerro. Supo el viernes que jugaba. Frank Rijkaard lo dejó claro en el entrenamiento. Sería por eso que parecía un veterano. Ni asomo de nervios. Puede que todo fuera por dentro. Hasta el diseñador Toni Miró, sentado en la tribuna, lo comentó con su hijo: "Lo hace bien ese chaval". Tenía razón.
Ahí estaba él, ése al que ficharon como extremo y que ha terminado de lateral. No defraudó a quienes apostaron por él. "Es muy rápido, alto, fuerte y muy tranquilo. Lo hará bien", comentaba Txiki Begiristain antes de empezar. "Lo ha hecho bien, ya os lo decía", concluyó al final el secretario técnico del Barça. No mentía.
Damià participó mucho en la defensa, imponiéndose a Ezquerro, que terminó siendo sustituido por Arriaga. También se dejó ver en el ataque. Especialmente, en el minuto 10, cuando colgó sobre el área rojiblanca un balón que Eto'o convirtió en su octavo gol en la Liga. Puede que estuviera un poco despistado cuando empató Yeste, pero Damià superó el examen que se le puso porque no se arrugó al defender ni tuvo miedo de subir por la banda.
Culé por culpa de su novia, siempre le gustó jugar al fútbol, pero nunca se había declarado hincha de ningún club hasta conocerla. Fichado por el Valencia hace tres años, probó fortuna en Paterna, pero regresó a Figueres por razones que no están claras. Luego, recaló en el Barça y ayer disfrutó del honor de jugar en la Catedral. Ahí estaba él, en San Mamés, como si a los 22 años hubiera jugado partidos tan intensos toda su vida.
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