Zaplana frenó a Julio de España en su intento de abrir expedientes en Alicante

Eduardo Zaplana viajó el jueves a Alicante para terciar en la reyerta entre el sector campista y sus seguidores por el control del partido. Zaplana indicó al presidente del PP de Alicante, Julio de España, que suspendiera el comité ejecutivo en el que iba a proponer sanciones a cinco destacados dirigentes campistas de Alicante. Por la noche, Zaplana y De España se reunieron para administrar la crisis.

El portavoz del PP en el Congreso esperaba un recrudecimiento de las hostilidades por el control del partido en Alicante después del congreso nacional de los populares, pero no que los campistas alicantinos arremetieran tan virulentamente contra la dirección del PP, controlada por Zaplana y encarnada orgánicamente por Julio de España y José Joaquín Ripoll. Aún esperaba menos que lo hicieran sólo dos días después de concluir el cónclave nacional.

Ante la revuelta campista en el territorio que aún controla, Zaplana decidió intervenir directamente en el conflicto. El miércoles avaló la convocatoria urgente de la ejecutiva provincial del PP alicantino para proponer sanciones a los campistas por sus manifestaciones públicas y su anuncio de abrir sedes paralelas a las propias del partido, pero el jueves ordenó a De España que suspendiera la reunión que éste, tras sentirse reprobado por los dirigentes campistas de Alicante (los alcaldes de Alicante, Torrevieja y Crevillent y el delegado del Consell en Elche), había convocado un día antes.

La dirección nacional del PP, que preside Mariano Rajoy, pidió a campistas y zaplanistas que negociaran una salida al rebrote de la crisis. Se llegó entonces a un acuerdo -los campistas no abrirán sedes paralelas en Alicante y Elche y los zaplanistas, que ostentan el poder orgánico del partido en Alicante, no sancionarán a los alcaldes díscolos- que no satisfizo a De España, quien se considera insultado y vejado por los seguidores de Francisco Camps y exigía medidas disciplinarias. Finalmente, De España, que amenazó con dimitir si no era refrendado en su cargo por el presidente regional, aceptó aplazar hasta el próximo jueves la reunión de su ejecutiva.

Entretanto, Eduardo Zaplana sigue alimentando sus influencias en la provincia de Alicante. El Ayuntamiento de Benidorm, gobernado por el PP, le dedica hoy una calle, un vial que conduce a Terra Mítica, el parque temático que impulsó cuando era presidente de la Generalitat, y que según fuentes municipales es uno de los más largos del municipio.

El portavoz de Consell, Esteban González Pons, llegó ayer a sacar conclusiones positivas de la última batalla en el PP valenciano por el control del partido. Los partidos políticos, dijo el portavoz, se hacen "con aportaciones", pero también "con renuncias" y las ocurridas esta semana en el seno del PP, explicó, ponen de manifiesto que hay "una apuesta clara, firme, serena y sensata de hacer un proyecto de todos".

González Pons se refería de esta manera a la decisión de los tres alcaldes de la provincia de Alicante y del delegado del Consell en Elche de no abrir oficinas en esa ciudad y en la capital alicantina para dar apoyo a Francisco Camps, de cara al próximo congreso regional de noviembre.

"Los partidos políticos también se hacen con renuncias", insistió Pons, "porque todo el mundo renuncia un poco a sus aspiraciones y a sus deseos para que se pueda construir el proyecto colectivo y común".

Para el portavoz del Consell, lo ocurrido demuestra "toda la fortaleza que tiene el PP en la Comunidad, toda la responsabilidad que tienen sus dirigentes y la extraordinaria generosidad" con la que se acerca el partido al próximo congreso regional, que se celebrará los días 20 y 21 de noviembre en Castellón.