Zapping
Oportunidades
En su libro Ahora hablo yo, José María Íñigo cuenta que antes nunca se pagaba a los personajes famosos invitados. Y que se sorprendió cuando Jaime de Mora y Aragón, buscavidas de la jet-set desarrollista, exigió 15.000 pesetas por salir. Las cosas han cambiado tanto que se han invertido los términos. En A la carta (Antena 3) puede ocurrir que Agustín Bravo se quede mirando la cámara, y con toda la solemnidad de la que es capaz, diga que desea dejar claro que Fulano no ha cobrado por estar allí. De lo que se deduce que no cobrar es un hecho excepcional.
Duro
Toto Schillaci, el que fue delantero del Juventus, participa en la versión italiana de La isla de los famosos. Es el autor de una frase mítica: "Ser delantero centro es duro, pero peor es tener que trabajar". Sigue fiel a sus creencias y, con tal de no dar golpe, soporta la humillación de mosquitos y nominaciones. La tele como oportunidad para sobrevivir tiene la grandeza de la reinserción. El presentador David Letterman dijo una vez: "No sé cantar, ni bailar, ni hacer comedia. ¿Qué podría hacer aparte de ser presentador de televisión?". Cuando la audiencia lo condene al olvido, siempre le quedará la posibilidad de participar en La granja o de convertirse en crítico, que también es duro aunque no tanto como trabajar.
Política
Alfonso Guerra apareció en 7 vidas (Tele 5). Interpretó a un profesor de Historia que ironiza sobre Aznar, Suresnes y sobre sí mismo. No es el primer político que aporta su opinable talento a la teleficción. Todavía no nos hemos recuperado de la aparición de Mariano Rajoy en Jacinto Durante, representante, una serie que, con los años, ha adquirido cierta grandeza freak. El tiempo mejora las catástrofes. Aunque vean a nuestros políticos hacer cosas raras y soltar chorradas o frases de laboratorio cargadas de populismo y demagogia, piensen que, dentro de unos años, todo formará parte de nuestra nostalgia.
Breve
TVE estrenó Esto es vida, presentado por Juan Ramón Lucas, una mezcla de entretenimiento, entrevistas, socioimpactos (¿La cocaína arruina la vida?) y reportajes sobre artistas propios (Cruz y Raya) y ajenos (Julio Iglesias). La idea es competir con el escaparate de anomalías que constituye El diario de Patricia o las reyertas de A tu lado. Lucas sigue fiel a su estilo, histriónico en su deseo de parecer próximo y exigente en su preparación. En las entrevistas es donde más brilla. Se permite prodigios de minimalismo como cuando, con Cruz y Raya, se limitó a decir: "Quince años", y los dos cómicos respondieron. Es una forma ágil de entrevistar: reducir la pregunta al ítem. ¿Que invitas al ministro de Hacienda? Le sueltas: "Inflación". Dignificar el magacín de tarde frente a la telebasura era el propósito, pero ver desfiles de lencería a lo Noche de fiesta o a Lorena Berdún comiéndose un plátano invita, cuanto menos, a una duda razonable.
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