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Crónica:FÚTBOL | Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Victoria de la confianza

El Sevilla derrota a una Real que no supo imponer su buen juego

El partido puso frente a frente a dos conjuntos que viven situaciones opuestas en la escala evolutiva de la Liga. El Sevilla es europeo y ya más depredador que presa. Y todo lo contrario que la Real. Sin embargo, el fútbol de ambos fue honesto y atractivo en muchas fases. Al final ganó la especie creada por Joaquín Caparrós, más especializada, residente en la confianza propia, no en evitar que le coman.

La Real podía estar muy mal e incluso sentirse peor, pero salió al césped de Nervión con cara de tahúr zurrido y zurrado, pero también demostró su amor al estudio. Apostó por mirar y calibrar durante los primeros minutos. Al Sevilla le sigue costando la vida misma sacar la pelota controlada desde atrás. La solidez que proporcionan el fabuloso momento de Javi Navarro y la experiencia de Pablo Alfaro se convierte en un exceso de dudas a la hora de que la pelota se vaya hacia el campo del adversario. Pero faltó el homérico Baptista, que solía corregir con sus exhibiciones físicas los desajustes ofreciéndose, pelándose y quedándose bien con balones o melones.

SEVILLA 2 - REAL SOCIEDAD 1

Sevilla: Esteban; Sergio Ramos, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Navas, Renato (Jordi, min. 70), Martí, Antonio López (Daniel Alves, min. 70); Aranda (Antoñito, min. 46) y Darío Silva.

Real Sociedad: Riesgo; Rekarte, Jauregi, Luiz Alberto, Garrido (Arteta, min. 70); Mikel Alonso, Aranburu (Gabilondo, min. 75); Karpin (Uranga, min. 75), Nihat; y Kovacevic.

Goles: 0-1. M. 35. Rossato coloca un trallazo en la escuadra. 1-1. M. 43. Sergio Ramos le pega fuerte tras un sauqe de falta y Mikel Alonso desvía el chut a puerta. 2-1. M. 65. Darío Silva desvía un duro tiro de Sergio Ramos.

Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Jauregi, Javi Navarro y Jordi.

30.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.

Mirando y mirando, la Real desechó la estrategia de achuchar arriba a los defensas sevillistas -quizá demasiado arriesgado para un equipo débil en lo anímico, además de cansado- y prefirió tirar de la calidad del pequeño de los Alonso y Aranburu para sacarlos de sitio a pases largos. Esperó al Sevilla en el punto en el que se colocaban los pivotes rojiblancos. Kovacevic hizo un gran trabajo al obligar a Alfaro a seguirle, descuadrando así la celebre línea defensiva -Javi Navarro le dio un toque de los que quitan arrestos para acercarse de nuevo por su zona, ya en la segunda mitad, cuando acrobaticamente le pegó consecutivamente con el codo y la pierna en la cabeza-. La mayoría de los balones buscaban además al menos experto y más efervescente de la zaga sevillista: Sergio Ramos.

El Sevilla tenía calidad en el ataque, aunque, por poco habitual, no supo bien que hacer con ella. También Navas recibió un par de coces blanquiazules. Pero no perdió coraje y, en el 28, estrelló un pepinazo en el palo, como respuesta al tirazo de Nihat minutos antes. También de chut potente marcó Rossato, que casi repite gol a las dos jugadas.

Pero el cientifismo de la Real se encontró con el empate suertudo de Sergio Ramos y se desmadejó. Y es que el Sevilla también ha hincado los codos y bien. Cuando falla el coraje, salen las tripas, ya ahí sí que está curtido.

El fútbol fue más violento y menos acertado. Hubo oportunidades para todos y Darío Silva dio un ejemplo en le segundo gol de cómo se da un zarpazo de felino. La Real no jugó mal ni mucho menos, pero fue blanda para la jungla en la que busca la supervivencia.

Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Sergio Ramos.
Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Sergio Ramos.ALEJANDRO RUESGA
Sergio Ramos y Garrido saltan en busca del balón.
Sergio Ramos y Garrido saltan en busca del balón.EFE

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