España se limita a sobrevivir

Sufrió España anoche en Zenica. Las pasó canutas, puesto que el partido era de verdad. Lo que significa que Bosnia salió con el cuchillo entre los dientes. Y el combinado de Luis se sintió acorralado gran parte de la noche. Se limitó a sobrevivir. Atado al carácter de Puyol y a las paradas de Casillas. Sin enseñar el fútbol que se le supone hasta que faltaban cinco minutos para el final. Fue cuando Bosnia ya había descargado toda su dinamita. Y cuando se juntaron Xabi Alonso, Valerón, Vicente y Morientes, con todo lo que eso supone. Sobre todo, por lo que respecta a Vicente y Morientes, que sí mejoraron el ataque español. Considerablemente. El extremo zurdo del Valencia comenzó a desbordar cuando se marchó al flanco derecho, desde donde marcó. En cuanto al delantero del Madrid, salió en la segunda parte y su presencia demostró que España también podía alcanzar el área rival. No lo había hecho en toda la primera parte. Contraproducente, pues, su ausencia.

El conjunto bosnio no le regaló ni un metro al combinado español, al que pretendía machacar al contragolpe. Lo habría hecho de no ser por la coordinación de los dos centrales, Puyol y Helguera, que taparon averías a destajo. Y por la rapidez de reflejos de Casillas, siempre más veloz que el último rematador. El centro del campo español también naufragó: llegó casi siempre tarde en la presión. Baraja, que empezó impreciso, fue entonándose después de que Luis lo requiriera al banquillo. Y le recriminara tantas imprecisiones. Le pidió calma en la elección del pase y el consejo valió. Mejoró ligeramente la circulación del balón.

Fracasó, sin embargo, el experimento de Luis en el ataque. La delantera zurda (Reyes y Raúl) no encontró ni un solo camino para combinar. En parte, por la mala noche de Reyes, la gran sorpresa de la alineación, que jugó nervioso y precipitado. El sevillano del Arsenal, de último delantero, erró en el pase y en el regate. O sea, en todo lo que intentó. Y en parte porque Raúl, de media punta, no pasa por sus mejores tiempos. Con un agravante: los extremos, ayer Vicente y Víctor, desbordaron poco y nada.

La motivación de los bosnios les salía por todos los poros. Se vio antes del partido, en el calentamiento. En cómo se abrazaban, se animaban y se transmitían la corriente de energía. De ahí que entraran en el encuentro como entraron: pasando por encima de los españoles. Nadie pudo con la velocidad de Beslija. Y mucho menos su marcador, Romero, que actuó atormentado por la primera jugada del partido. No se había cumplido el primer minuto y, en una arrancada por el extremo derecho, Beslija le sacó cinco metros al lateral izquierdo del Deportivo. Como mínimo. El mal para España fue menor: Baljic dilapidó el centro con un remate alto en el área pequeña. Parecía como si los bosnios hubieran aprendido la lección de los escoceses, en el amistoso de la semana pasada en Valencia, y se emplearon con una dureza similar. Y si su fin era amedrentar a los españoles lo consiguieron. España no se desprendió del aliento bosnio en toda la primera parte.

No hubo cambios tras el descanso. Pero sí una anécdota. Se despistó Luis al regresar del vestuario y quiso meterse en el banquillo local. Sin éxito, claro. El decorado siguió siendo el mismo. La misma angustia de los españoles. Y la misma agresividad de los bosnios, con Salihamidzic, vieja pesadilla para lo madridistas, a la cabeza. El barco se hundía y Vicente hubo de sacar bajo palos un remate de Beslija.

En situación desesperada, Luis recurrió a Valerón por el exhausto Baraja. Se trataba de ver si el media punta canario era capaz de crear alguna ocasión de gol. Antes, el entrenador mandó entrar a Morientes por Víctor y retrasó a Reyes al interior derecho, una posición un tanto extraña para el sevillano. Sobre todo porque Joaquín seguía en el banquillo. Recordó al experimento de Iñaki Sáez con Luque en el agónico final de la Eurocopa ante Portugal. Así lo confirmó Reyes después de 10 minutos de descontrol por ese lado. Hasta que Luis mandó intercambiarse de banda a los extremos: Vicente se fue a la derecha y Reyes a la izquierda. Con un efecto positivo inmediato. El primer balón que agarró Vicente en el pico derecho del área, trazó con un regate largo un ángulo adecuado para su izquierda y lanzó un zurdazo que, tras rebotar en un defensa, entró por la escuadra. En la celebración del gol a Valerón le cayó un objeto a la cabeza.

En el momento en que a España le tocaba defender la ventaja, Luis retiró a Albelda, el medio defensivo, para que Xabi Alonso aumentara la posesión del balón. Pero tampoco lo logró. Fue pasto de la presión bosnia que, por fin, encontró un pase en diagonal que dejó solo a Bolic. Y el ex delantero del Rayo picó suavemente la pelota ante la salida de Casillas. A gol. Michel Salgado abroncaba a Reyes mientras Bosnia crecía amenazante. Respondió Morientes con una gran jugada, repleta de regates y un toque final para que Vicente rematara. Pero al zurdo del Valencia le botó el balón justo antes de disparar alto. Los dos protagonistas del arreón final volvieron a intentarlo, pero ya era demasiado tarde en una noche en que España se limitó a sobrevivir.