Tercera fiesta del Valencia en Manises
La terminal de llegadas del aeropuerto de Manises se ha incorporado en los tres últimos meses al conjunto de lugares destinados a las celebraciones de los títulos deportivos del Valencia, como lo son ya la plaza del Ayuntamiento o los alrededores del estadio de Mestalla. No vacilan los aficionados en subirse a sus coches, llenar el aparcamiento del aeropuerto y esperar durante un par de horas, de pie y entre algún que otro empujón, a que los futbolistas crucen rápidamente por la puerta de desembarque y desaparezcan con el título en las manos en el autobús mientras la policía evita el contacto físico de los seguidores con sus ídolos.
La escena se repitió de nuevo ayer, esta vez con el añadido de que el título llegó en época de vacaciones. No importaba. Si el aeropuerto había sido testigo en mayo del primer paso de los festejos por los títulos de la Liga y de la Copa de la UEFA, ayer era la ocasión de celebrar la Supercopa. Más de 500 seguidores, algunos esperando desde las doce del mediodía, se juntaron en Manises para recibir al equipo campeón del trofeo, que consiguió el viernes por la noche en Mónaco ante el Oporto. El avión aterrizó con media hora de retraso, sobre las 14.30, entre los cánticos de la hinchada. Nada nuevo en el repertorio -"Campeoones, campeooones" y "madridista el que no bote" encabezaron la lista- a excepción de los cánticos a Angulo, cuya salida del club negocia el Valencia ante el enfado de la hinchada.
Más de 500 aficionados reciben en el aeropuerto al ganador de la Supercopa
Albelda fue el primero en aparecer con la pequeña copa en la mano, un galardón que el Valencia había ganado ya en 1980, ante el Notthingham Forest, en la primera ocasión que lo conquistaba un equipo español. Los aficionados, sobre todo los más jóvenes, se agolpaban inquietos contra las vallas protectoras. Querían tocar al jugador, y también al trofeo. Al capitán le siguieron todos sus compañeros, algunos con camisetas conmemorativas del título, y la mayoría con las medallas de campeones colgadas al cuello. "Nunca te esperas tanta gente", señaló Rufete. Los jugadores desaparecieron tan pronto como llegaron. Se marcharon directamente a la ciudad deportiva de Paterna para entrenarse, con vistas a su debut en la Liga, mañana en Mestalla contra el Villarreal. No había tiempo para más celebraciones, al menos de momento.
Aquello era el final de los festejos más que el principio, como en otras ocasiones. El viernes, al finalizar el encuentro de Mónaco, unos 100 aficionados se reunieron en la plaza del Ayuntamiento, que no se encontraba cortada al tráfico, para celebrar el título, por lo que la policía hubo de controlar la circulación ante la algarabía de los seguidores en mitad de la calle. Volvieron a sonar los cláxones en los coches y a ondear las banderas fuera de sus ventanillas. También en varios pueblos valencianos se vivió con intensidad el encuentro mediante pantallas gigantes, muy apropiadas para la temperatura estival. Después de perder contra el Zaragoza la Supercopa de España, el pasado martes, la afición valencianista celebró otro título, el tercero en tres meses.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.