Apoteosis de Juan Ávila
Una faena rebosante de sinceridad de Juan Ávila al tercero. Luminosa por la claridad de ideas; sonora por su tremendo eco en los tendidos. También inteligente por saber cómo entender a novillo un punto remiso. De cercanías cuando hizo falta y de guardar distancias si lo requería el astado. Y de gran firmeza, para aguantar los parones a medio recorrido del novillo. Antes de todo eso, había toreado con la capa con tanto temple como hondura.
El sobrero de Collado Ruiz también manseó en el caballo, pero fue novillo con una ligera mejor convicción. Y nueva demostración de Ávila. Inteligente esta vez para extraer lo positivo de un novillo que acabó parado. Muy plantado en la arena, pisando terrenos comprometidos, tuvo tiempo para relajarse con las dos manos y dejar claro un toreo de buen gusto, con acentos recreados e inspirados. La estocada fulminante hizo el resto.
San Lorenzo, Puerto / Capea, Posada, Ávila
Tres novillos con el hierro del Puerto de San Lorenzo, dos de La Ventana del Puerto, 3º y 4º, y un sobrero, que hizo 6º, de Collado Ruiz; correctos de presentación y mansos. El Capea: pinchazo y entera (saludos); pinchazo y media (saludos). Ambel Posada: estocada (silencio); estocada y tres descabellos (silencio). Juan Ávila: media perpendicular (dos orejas); entera tendida (oreja). Plaza de Valencia, 20 de julio. 4ª de feria. Media entrada.
Nada más saltar al ruedo ya demostró su flojedad el primero de la tarde. Muy bien hecho el novillo, cortito de pitones, no fue un buen cómplice para El Capea. Las intenciones de ligar del novillero quedaron en un simple proyecto. Con buen oficio, cumplió con dignidad, pero sin brillantez.
Rebrincón y protestón, manso, saltó el cuarto. El oficio de Capea fue su mejor arma, en una faena que tomó vuelo cuando manejó la izquierda y no pudo definirse por la derecha, el lado malo del novillo. Faena sellada a sí mismo con dotes de lidiador. Poco aparatosa, pero muy profesional.
Salió manso y murió manso el segundo. Sorprendió a Posada en el tercer lance, los dos primeros a pies juntos fueron un dibujo, y casi le arranca la pañoleta. Aviso serio del novillo, que ya no codificó su condición. Lo lidiaron mal y lo acabaron de arreglar. Un quite de frente por detrás de Juan Ávila y la réplica de Posada, dos chicuelinas y un remate muy torero, marcaron el único punto brillante de la lidia. Posada no logró limar la aspereza del novillo, protestón y berreón. Si manso fue el segundo, el quinto le ganó en todo. Descastado y con una buena dosis de violencia. El peor lote para Posada. Lucha estéril del torero, sin posible recompensa.
Babelia
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