Directos y solidarios
Los checos no han inventado nada, pero lo han aprovechado todo en una mezcla muy personal de escuelas que mira a las esencias del fútbol
Historia propia (la de Masopust, Nehoda o Panenka), talante alemán, fútbol directo inglés y espíritu de equipo. Cuatro virtudes que dibujan el retrato robot de la República Checa, la generación que ha cogido el testigo de franceses o portugueses, tras el agotamiento de Zidane o Figo y compañía. Los checos no han inventado nada, simplemente han aprovechado todo. Sin descartar el talento natural de futbolistas como Nedved o Baros, hacen prevalecer el espíritu de equipo para que el edificio aguante; sin desatender la técnica individual de gente como Poborski o Rosicky, guerreros como Koller o Galasek se sienten tan importantes como ellos para sostener el equipo. Mezcla de culturas y estilos, la República Checa ejemplifica en la selección los distintos aprendizajes de sus miembros: 18 de ellos juegan en siete países distintos (curiosamente ninguno de ellos en España) y sólo cinco en su liga nacional.
- Rápido, raso y a la red. Con el delantero más alto del torneo, Koller, la República Checa sólo ha marcado uno de sus diez goles de cabeza. Sencillamente, no es su manera de jugar al fútbol. Koller, desde sus 2,02m., es más un distribuidor del juego aéreo que un cabeceador al uso. Desde su atalaya, divisa lo balones frontales o laterales pensando más en la habilidad de Baros o la llegada de Nedved que en el portero rival. Según las estadísticas, los checos son los terceros productores de remates de la Eurocopa (tras Portugal y Holanda), gracias a la capacidad de llegada de la gente del medio campo como Nedved o Rosicky. La vieja máxima del buen fútbol (rápido, raso y a la red) parece hecha a la medida de los checos.
- Primera y segunda jugada. Durante años, los equipos se dividían entre los que elaboraban la jugada o quienes preferían el fútbol directo, dando preponderancia a la segunda jugada tras el primer pase fallido. Los checos, prefieren utilizar las dos armas. Por ejemplo su porcentaje de pases buenos alcanza un 78%, en el conjunto de sus partidos, lo que habla de un fútbol elaborado y de buena técnica, pero ello no impide que su juego de ataque se inicie sobre todo con saques largos desde el fondo de su campo que generalmente acaban en el contrario pero que permite una rápida recuperación y reiniciar la jugada en campo ajeno. Tanto la posesión del balón (generalmente menor a la del contrario) como el balance de balones perdidos y recuperados (250 contra 167) hacen pensar en un fútbol directísimo, acaso antiguo. Pura ficción. Se trata de un combinación de estilos basada en la organización, en el poderío físico y en la calidad individual.
- Goles elaborados. Los checos son los máximos goleadores del campeonato y tienen a Baros como pichichi del torneo. 10 goles que tienen algunos puntos en común: ocho se han marcado desde dentro del área grande, seis con el pie derecho y son el fruto de un 14% de efectividad goleadora en los remates efectuados. Baros es el goleador (5 goles) pero Nedved, un dinámico centrocampista, es el principal rematador del equipo, lo que da una idea de que el gol es cosa de todos. En ellos, Koller ha tenido mucho que ver haciendo de pantalla, protegiendo el balón, jugando de espaldas o cediendo con el pecho. Koller es más fácil de marcar como delantero puro que como administrador. De espaldas, su envergadura le convierte en un muro casi infranqueable, del que se aprovechan sus compañeros. Una nueva versión del delantero asistente, fruto de las apuestas del seleccionador Brückner, que ya sorprendió con sus planteamientos en el partido contra Holanda.
- Predilección por la derecha. Tener un tipo como Poborsky imprime carácter y necesariamente tiene que condicionar el juego del equipo. El veterano jugador es el primer futbolista de la Eurocopa en centros logrados (19), seguido por Nedved (7) y Jankulovski (6), 10º y 11º del torneo. En tales condiciones, no extraña que de los 111 centros que los checos han lanzado al área rival (con éxito o no), 69 provengan de la derecha, la banda predilecta de un equipo que sin embargo cuenta por la izquierda con futbolistas acreditados como Nedved o Jankulovski. Jugando con un rombo en el centro del campo, es decir huyendo del doble pivote, el fútbol tiende a distribuirse más fácil por los extremos, tanto que sólo siete centros han llegado al área desde otra zona que no sean los costados.
- Transición rápida. La República Checa no tiene a bien perder el tiempo. Más allá de la intensidad de su ataque (ante Dinamarca lo racaneó en la primera parte), gusta de las transiciones rápidas y son pocos los jugadores que intervienen en sus jugadas de ataque. Cuando enfila la portería, lo ha hecho con tres futbolistas en 98 ocasiones o con dos participantes en 91 para resolver la jugada. Toques rápidos y precisos para alcanzar la posición de remate.
- Todos para todos. Lo primero que llamó la atención de la selección checa fue su espíritu de grupo. Los tres partidos de la primera fase, saldados con sendas victorias, obligaron a la remontada, hasta el punto de conseguir sus victorias en el tramo final de los encuentros. Un espíritu colectivo que proviene de una forma diferente de ver el fútbol y de concebir la selección nacional. En el caso de los checos, no es menor el hecho de que su principal figura, Nedved, actúe como el primer operario del grupo.
La pronta clasificación para cuartos de final le permitió a Brückner alinear a todos sus suplentes (menos el tercer portero, Kinsky) en el tercer partido. Todos pueden sentirse partícipes de que su selección sea ahora la más admirada del torneo.
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