Ni segunda vuelta ni reválida

Durante la campaña el PSOE ha intentado convencer a los ciudadanos de que estas elecciones eran muy importantes porque "la construcción de una Europa social" dependía del color mayoritario del Parlamento de Estrasburgo. Es cierto y el candidato José Borrell se desgañitó hablando de Europa. Ahora bien, desde José Luis Rodríguez Zapatero hasta el último militante del PSOE pedían también el voto para remachar el resultado del 14-M y no responder a la intención que atribuían al PP de considerar estas elecciones como una segunda vuelta de las generales, una reválida o incluso la revancha.

El resultado de anoche les hizo respirar tranquilos porque en el PSOE están persuadidos de que mantienen un apoyo ciudadano muy mayoritario y que, si la participación se hubiera acercado al 60%, la ventaja con respecto al PP hubiera sido de casi 10 puntos, según aseguraban miembros de la ejecutiva federal.

Fue también, sin duda, la noche de Borrell, a quien el presidente del Gobierno felicitó "por su campaña y por su victoria". Borrell no pudo evitar mostrar su "insatisfacción" por la abstención y se comprometió, junto a sus compañeros de lista, a "defender los intereses de España y convencer a los españoles de que Europa afecta a nuestra vida cotidiana". Tanto el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, como la responsable de Política Internacional del PSOE, Trinidad Jiménez, habían reconocido momentos antes que la alta abstención significaba un toque de atención serio a los gobernantes de toda Europa y les obligaba a hacer un esfuerzo para que los ciudadanos se sientan concernidos con las instituciones europeas, ya que les afecta de lleno.

Pero todo dicho con amplias sonrisas en la noche de fiesta que se vivió en Ferraz. Zapatero y Borrell fueron los protagonistas aplaudidos por ministros como Cristina Narbona, titular de Medio Ambiente y pareja de Borrell; Jesús Caldera, de Trabajo; Elena Salgado, de Sanidad; Jordi Sevilla, de Administraciones Públicas, la consejera andaluza Micaela Navarro y miembros de la ejecutiva como Carme Chacón o Alfredo Pérez Rubalcaba, además de un feliz José Blanco, responsable último de la campaña.