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Reportaje:

25 años de caracoles en Lleida

El 'aplec', que nació de la improvisación de unos amigos, aspira a atraer más visitantes y superar las barreras locales

La ciudad de Lleida ha celebrado este fin de semana la 25ª edición del Aplec del Cargol, una fiesta gastronómica y social en la que 12.000 participantes agrupados en un centenar de peñas han consumido más de 12 toneladas de caracoles, 50.000 litros de bebidas alcohólicas y centenares de kilos de butifarra y carne. Las previsiones de los organizadores se han cumplido y durante los tres días que ha durado la fiesta, más de 200.000 personas han visitado el recinto de los Camps Elisis donde estaban instaladas las casetas.

Como no podía ser de otro modo, el caracol ha sido el gran protagonista de la fiesta. Cocinado a la llauna, en salsa, a la gourmanda, a la cazuela o con arroz, este molusco baboso, que por estas fechas se paga a precio de marisco, despierta auténticas pasiones entre los comensales leridanos, aunque desde hace algunas ediciones también hay peñas que han introducido en sus menús las paellas de pescado. El evento no ha parado de crecer desde 1980, cuando un grupo de amigos improvisó una caracolada familiar en el Xoperal, en el margen izquierdo del río Segre antes de ser canalizado. Con el paso de los años, la fiesta ha roto moldes y, sin haber perdido el espíritu familiar, se ha convertido en uno de los actos más concurridos de cuantos se celebran en la provincia. Para muchos leridanos la cita representa el momento más esperado del año y la posibilidad de reencontrarse con familiares o amigos residentes en otras ciudades.

Sin incidentes

El hecho de que no haya incidentes graves a pesar de la gran cantidad de intoxicaciones etílicas que se registran, contribuyó al éxito de una fiesta que ya forma parte de la cultura popular de las comarcas leridanas. Hace apenas dos meses, el aplec recibió un gran espaldarazo oficial al ser declarada por el Gobierno central Fiesta de Interés Turístico Nacional, un reconocimiento que, sin duda, servirá para promocionar la actividad culinaria del caracol en todo el mundo. Pero en el aplec no todo es comer y beber, también es un lugar de diversión en el que no faltan la fiesta, las actuaciones musicales y los actos lúdicos para pequeños y mayores. Uno de los actos que más expectación ha levantado este año es el primer concurso de comedores de caracoles. Además, la organización ofrece un servicio de guardería y degustaciones de caracoles para los visitantes foráneos a precios populares.

Pero 25 años después de su inicio, el aplec del cargol quiere superar las barreras locales. El presidente de la federación de colles, Xavier Pérez, organizadora del encuentro, solicitó ayer de las administraciones públicas de Lleida que "se impliquen más en la promoción de esta fiesta" en el resto de Cataluña y de España. Una de las iniciativas en las que se trabaja con vistas a próximas ediciones es la potenciación de unos paquetes turísticos que ofrezcan comida, alojamiento en un hotel y degustaciones de caracoles.

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