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Una investigación española identifica el viento como responsable de la semejanza de vegetales en lugares del mundo muy distantes

La revista Science publicará mañana, en su portada, el trabajo conjunto del CSIC y las Universidades Complutense, Rey Juan Carlos y Extremadura. El estudio pone fin a décadas de discusiones científicas basadas en suposiciones y descarta la importancia de otros agentes, como la proximidad geográfica o la historia geológica.

El viento es el factor determinante en la similitud de la flora en distintos lugares del mundo por muy distantes que estén entre sí. Así lo ha demostrado una investigación llevada a cabo por Jesús Muñoz (Real Jardín Botánico, CSIC), Ángel M. Felicísimo (Universidad de Extremadura), Francisco Cabezas (Real Jardín Botánico, CSIC), Ana Rosa Burgaz (Universidad Complutense) e Isabel Martínez (Universidad Rey Juan Carlos). El estudio se publicará mañana viernes 21 de mayo en la revista Science, que dedica su portada por primera vez a una investigación netamente española.

Dirigido por Jesús Muñoz, el trabajo se ha centrado en 27 localizaciones del Hemisferio Sur, ubicadas tanto en zonas de América, África, Australia y Oceanía como en islas oceánicas de origen volcánico que nunca han estado unidas a ninguna otra tierra emergida. En esos lugares se ha sometido a comprobación la hipótesis de que existe una relación entre los vientos y la flora. Se han analizado 1.851 especies vegetales criptógamas, pertenecientes a los grupos de líquenes, musgos, helechos y hepáticas (plantas muy parecidas a los musgos). En cuanto a los vientos, se han utilizado los datos del satélite QuiSCAT, lanzado en 1999 con un instrumento llamado escaterómetro que mide la velocidad y la dirección del viento.

La investigación ha demostrado que la semejanza florística está estrechamente relacionada con el viento: lugares tan distantes entre sí como las Islas Macquarie (al sur de Australia) y las Islas Juan Fernández (en el Atlántico, a 8.780 kilómetros) comparten vegetación gracias a que están conectados por una "autopista de viento". En cambio se ha comprobado que lugares mucho más próximos o con una separación geológica reciente tienen poca flora en común si no hay viento que los una.

Calcular el modo en que el viento conecta dos lugares equivale a estimar el "coste" alto o bajo que para una partícula supone ir de un sitio a otro utilizando el viento como vehículo de transporte. El equipo español ha realizado por primera vez la estimación de ese coste, lo que se considera uno de los aspectos más importantes del estudio por la trascendencia de sus aplicaciones prácticas, como la previsión de dispersión de patógenos y plagas.

La hipótesis más utilizada hasta ahora para explicar la semejanza de flora entre puntos alejados del Hemisferio Sur era su antigua unión en un solo continente llamado Gondwana. Al disgregarse, en un proceso que comenzó hace 135 millones de años, las especies habrían viajado en las diferentes partes que lo componían. Ahora se sabe que esta explicación no es correcta.

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